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La falacia del obispo Munilla

Por Rafael Fernando Navarro  

Ciertos Obispos sufren una distorsi贸n en su mapa neuronal. Crey茅ndose depositarios de la verdad universal, tanto religiosa como cient铆fica, ponen en evidencia esta distorsi贸n cuando expl铆citamente exponen t茅rminos distintos haci茅ndolos aparecer como id茅nticos. Cuando esto se hace deliberadamente, tenemos que hablar de mala voluntad, porque pretenden que el oyente perciba como id茅ntico lo que el orador sabe expresamente que es desigual.

El Obispo de San Sebasti谩n, Jos茅 Ignacio Munilla, lo ha dicho en una conferencia en la tribuna de Nueva Econom铆a: “El laicismo -ha explicado- parte del supuesto de que la vida religiosa es una sensibilidad privada y de que al poder pol铆tico le corresponde configurar una conciencia moral. Nosotros -ha a帽adido- asumimos una laicidad sana, pero no un laicismo anticlerical”. Ning煤n te贸logo define hoy el laicismo como lo hace el Obispo Munilla. El Obispo tiene una visi贸n pobre y falsa del laicismo. O mejor dicho, trata de dar esa visi贸n empobrecida para reforzar su defensa de la religiosidad. En realidad, nada tiene que ver con la reducci贸n de la religiosidad a la sensibilidad privada. Pero no es el fin de este art铆culo ahondar en las ra铆ces del laicismo como liberaci贸n de un destino impuesto desde fuera por voluntad de unos dioses antropomorficamente concebidos.
“El culpable de todos estos males, seg煤n Munilla, es el “laicismo anticristiano”. Aqu铆 aparece la enga帽osa identificaci贸n, intencionadamente buscada, para que como tal sea entendida y asimilada por el oyente. ¿Es lo mismo anticristianismo que anticlericalismo? Evidentemente no. Queda clara la estafa verbal de Monse帽or que quiere sin duda que se identifiquen dos t茅rminos que nada tienen que ver entre s铆. Las castas sacerdotales siempre han necesitado de lo sagrado en todas las religiones, lo cual no significa que lo sagrado necesite de castas sacerdotales. Por lo menos en el cristianismo. Jes煤s no fue ni de estirpe sacerdotal ni real. Fue ante todo un profeta de su tiempo, un testigo de su mundo. Por eso los poderes del momento quisieron terminar con la denuncia prof茅tica que evidenciaba el dominio absoluto de los de arriba y animaba a darle la vuelta a la historia. Estorbaba, como Mons. Romero, como Helder C谩mara, como Casald谩liga, como Jon Sobrino y compa帽eros.

La Iglesia cat贸lica actual se cimenta sobre el clero, despreciando el Concilio Vaticano II que la defini贸 como pueblo de Dios. Regresa a su c贸moda y dominante visi贸n clerical. Y los dos grandes responsables de esta marcha atr谩s son Juan Pablo II y Benedicto XVI.

He le铆do a muchos que est谩n en desacuerdo con la beatificaci贸n de Juan Pablo II. Pero fundamentan su postura en temas de pederastia. Y tienen ciertamente raz贸n. La Jerarqu铆a no puede volver la vista ante semejantes cr铆menes. Pero he observado que pocos son los articulistas que nieguen la beatificaci贸n bas谩ndose en su actitud de volverle la espalda al Vaticano II convocado, seg煤n Juan XXIII, por inspiraci贸n del Esp铆ritu. El pecado contra el amor es el 煤nico que no tiene perd贸n.

El Obispo Munilla falsifica la realidad. Si hay un anticlericalismo, ¿no deber铆an los Obispos junto al clero sacar a flote con absoluta sinceridad sus causas? Sin acudir al laicismo ni a falsas persecuciones que ciertamente no se dan. Desnudarse conlleva la visi贸n real de uno mismo y la aceptaci贸n gozosa del misterio que somos.
 

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