Por Luiz Alberto Moniz Bandeira
La constituci贸n de Brasil, promulgada en 1946, conten铆a todos los elementos de la crisis pol铆tica que eclosion贸 el 25 de agosto de 1961: la contradicci贸n entre el Legislativo democr谩tico y el Ejecutivo autocr谩tico, inherente a la rep煤blica presidencialista, a cuya proclamaci贸n (1889), con un golpe militar, el pueblo miraba “embrutecido, at贸nito, sorprendido, sin saber lo que significaba”, seg煤n reconoci贸 Aristides Lobo (1838-1896), ministro del Interior del gobierno provisorio del mariscal Deodoro da Fonseca (1889-1891).
Durante toda la campa帽a electoral, J芒nio Quadros declar贸 a distintas personas que procesar铆a al Congreso frente al pueblo, culp谩ndolo por la situaci贸n del Pa铆s, en el caso de que no le diesen las leyes y los instrumentos necesarios para gobernar. Y, despu茅s de ser electo, a fin de obtener el apoyo de Leonel Brizola, gobernador de R铆o Grande del Sur (1959-1963), argument贸 que, “con aquel Congreso”, dominado por los conservadores, no podr铆a avanzar hacia la izquierda y tomar iniciativas como la limitaci贸n de las remesas de utilidades hacia el exterior, la ley anti-trust y la reforma agraria. Precisaba, por lo tanto, de poderes extraordinarios. Brizola, aunque pertenec铆a al PTB, se dej贸 seducir y coment贸 con el ex-presidente Juscelino Kubitschek la pretensi贸n de J芒nio Quadros y su disposici贸n de apoyarla. La conversaci贸n con Carlos Lacerda, gobernador del estado de Guanabara (1961-1965), era diferente, sin embargo, la conclusi贸n era la misma: “Con aquel Congreso”, no podr铆a gobernar, sin hacer “concesiones a las izquierdas y apelar a ellas”.
Quadros pretend铆a romper los l铆mites constitucionales, mediante un golpe de Estado, no un golpe convencional, dependiente de las Fuerzas Armadas, sino un golpe aceptado por el consenso nacional, que le permitiese gobernar por encima de las clases sociales y de los partidos pol铆ticos. Y, mientras favorec铆a los intereses del gran capital, adulaba a la izquierda con la llamada pol铆tica exterior independiente, necesaria desde los a帽os 1950, cuando la complementariedad econ贸mica entre Brasil, que se industrializaba, y los EE.UU. comenz贸 a desaparecer.
Quadros, sin embargo, manipul贸, teatralmente, la pol铆tica exterior, para entorpecer a la izquierda y, al mismo tiempo, negociar con los EE.UU. Al embajador Adolf Berle Jr., que vino a Brasil en febrero de 1961 a pedir apoyo para la invasi贸n de Cuba y ofrecer un cr茅dito de 100 millones de d贸lares, argument贸 que el monto era insuficiente y que no pod铆a emprender ninguna iniciativa audaz en el exterior mientras no controlase mejor la crisis econ贸mica y social, puesto que no dispon铆a de mayor铆a en el Congreso. Lo mismo le dijo a Douglas Dillon, secretario del Tesoro de los EE.UU. Aleg贸 no contar con la mayor铆a en el Congreso, raz贸n por la cual solamente podr铆a adoptar actitudes m谩s en茅rgicas en cuestiones de pol铆tica exterior, en la medida en que se fortaleciese, con el 茅xito de la pol铆tica econ贸mica y financiera. Dillon percibi贸 que Quadros usaba el neutralismo a fin de fortalecer su posici贸n contra la izquierda y previ贸 que ir铆a a obtener efectos inesperados y desagradables, al usar la pol铆tica exterior como herramienta para resolver los problemas dom茅sticos.
Quadros estaba justificando, previamente, el golpe con que pretend铆a obligar al Congreso a concederle la suma de los poderes, como condici贸n para su retorno al gobierno. Seg煤n confirm贸 su ministro de Minas y Energ铆a, Jo茫o Agripino, el ministro de Justicia, Oscar Pedro Horta, articul贸 realmente el movimiento para forzar al Congreso a aceptar el principio de la delegaci贸n de poderes y consigui贸 la concordancia de Carlos Lacerda. El plan consist铆a en renunciar al gobierno, conmoviendo a las masas, y obligar a las Fuerzas Armadas, bajo el mando de ministros conservadores, a admitir su vuelta como dictador, para no entregar el poder a Jo茫o Goulart, reelecto vice-presidente de Brasil.
La construcci贸n del Muro de Berl铆n, el 13 de agosto de 1961, precipit贸, sin embargo, la crisis. Al agudizar la Guerra Fr铆a, acrecent贸 la histeria contra Cuba, cuya soberan铆a y autodeterminaci贸n Quadros defend铆a desde la campa帽a electoral. En dichas circunstancias, 茅l se convirti贸 para la CIA y el Pent谩gono en un peligro a煤n mayor, en el caso de que obtuviese poderes extraordinarios. De ah铆 que Carlos Lacerda, alineado con la CIA, traicion贸 y delat贸 la articulaci贸n del golpe, llevando a Quadros a anticipar la renuncia, el 25 de agosto de 1961. Allen Dulles, director de la CIA, el mismo d铆a, envi贸 al presidente John Kennedy un memorando, en el cual comunicaba: “Pensamos que 茅l (J芒nio Quadros) probablemente renunci贸 con la expectativa de provocar una fuerte manifestaci贸n de apoyo popular, en funci贸n de la cual retornar铆a al gobierno en una mejor posici贸n contra sus opositores”.
El almirante S铆lvio Heck, ministro de Marina, dijo que Quadros “renunci贸 para volver en la cresta de la ola con el pueblo y tornarse dictador (…) y que su error fue haber renunciado sin antes conversar con nosotros”. Pero la reacci贸n que Quadros esperaba no se dio. El Congreso le acept贸 la renuncia, consider谩ndola como un acto de voluntad unilateral. La convulsi贸n de masas, provocada por el suicidio de Vargas, en 1954, no se reprodujo, como Quadros imaginaba, al divulgar un documento, en t茅rminos similares a los de la carta-testamento, en el cual se dec铆a “vencido por la reacci贸n” y acusaba a “fuerzas terribles” de levantarse contra 茅l. Y los ministros militares Odylio Denys (Ej茅rcito), S铆lvio Heck (Marina) y Gabriel Gr眉n Moss (Aeron谩utica), que impugnaban la asunci贸n de Goulart, no contaron con la unanimidad de las Fuerzas Armadas. El gobernador Leonel Brizola, que hab铆a movilizado la Brigada Militar y ocupado las emisoras de radio en Porto Alegre para apoyar a Quadros, pas贸 a defender a Goulart y consigui贸 que el III Ej茅rcito se alinease con 茅l en defensa de la legalidad. Y la campa帽a se extendi贸 por todo el Pa铆s. Oficiales y sargentos se rebelaron y no cumplieron las 贸rdenes juzgadas como ilegales. El gobernador Mauro Borges levant贸 el estado de Goi谩s. Irrumpieron las huelgas en las principales ciudades brasile帽as. Y la mayor铆a del Congreso no atendi贸 el pedido de los ministros militares para votar el impedimento de Goulart.
No fue apenas la reacci贸n interna que frustr贸 el golpe. Si bien la CIA y el Pent谩gono, por intermedio de la Misi贸n Militar en Brasil, fomentasen el golpe contra la asunci贸n de Goulart, los ministros militares recibieron un informe de la embajada americana avis谩ndoles que el presidente John Kennedy tendr铆a que suspender el apoyo financiero al Pa铆s, en caso de que hubiese una ruptura de la legalidad, de acuerdo con la cl谩usula de la Alianza para el Progreso. Este alerta tambi茅n contribuy贸 para contener a los ministros militares, que, sin la unidad de las Fuerzas Armadas, aceptaron una soluci贸n de compromiso, la asunci贸n de Goulart al gobierno, con la aprobaci贸n del parlamentarismo por parte del Congreso.
Sin duda, la intenci贸n de Quadros consisti贸 en crear un impasse pol铆tico e institucional y volver a la Presidencia de la Rep煤blica con la suma de los poderes (Ejecutivo y Legislativo), como dictador constitucional. Su secretario de prensa, el periodista Carlos Castelo Branco, lo escuch贸 decirle a Francisco Castro Neves, ministro de Trabajo: “No har茅 nada para volver, pero considero mi vuelta inevitable. Dentro de tres meses, o menos, estar谩 en las calles, espont谩neamente, el clamor por la reimplantaci贸n de nuestro gobierno”. Y de 茅l mismo.
Quadros confirm贸, en la obra Historia del Pueblo Brasile帽o, escrita en coautor铆a con Afonso Arinos de Melo Franco, que su prop贸sito hab铆a sido forzar al Congreso, frente al impasse, a delegarle las facultades legislativas, sin perjudicar, aparentemente, “los aspectos fundamentales de la mec谩nica democr谩tica”.
Durante toda la campa帽a electoral, J芒nio Quadros declar贸 a distintas personas que procesar铆a al Congreso frente al pueblo, culp谩ndolo por la situaci贸n del Pa铆s, en el caso de que no le diesen las leyes y los instrumentos necesarios para gobernar. Y, despu茅s de ser electo, a fin de obtener el apoyo de Leonel Brizola, gobernador de R铆o Grande del Sur (1959-1963), argument贸 que, “con aquel Congreso”, dominado por los conservadores, no podr铆a avanzar hacia la izquierda y tomar iniciativas como la limitaci贸n de las remesas de utilidades hacia el exterior, la ley anti-trust y la reforma agraria. Precisaba, por lo tanto, de poderes extraordinarios. Brizola, aunque pertenec铆a al PTB, se dej贸 seducir y coment贸 con el ex-presidente Juscelino Kubitschek la pretensi贸n de J芒nio Quadros y su disposici贸n de apoyarla. La conversaci贸n con Carlos Lacerda, gobernador del estado de Guanabara (1961-1965), era diferente, sin embargo, la conclusi贸n era la misma: “Con aquel Congreso”, no podr铆a gobernar, sin hacer “concesiones a las izquierdas y apelar a ellas”.
Quadros pretend铆a romper los l铆mites constitucionales, mediante un golpe de Estado, no un golpe convencional, dependiente de las Fuerzas Armadas, sino un golpe aceptado por el consenso nacional, que le permitiese gobernar por encima de las clases sociales y de los partidos pol铆ticos. Y, mientras favorec铆a los intereses del gran capital, adulaba a la izquierda con la llamada pol铆tica exterior independiente, necesaria desde los a帽os 1950, cuando la complementariedad econ贸mica entre Brasil, que se industrializaba, y los EE.UU. comenz贸 a desaparecer.
Quadros, sin embargo, manipul贸, teatralmente, la pol铆tica exterior, para entorpecer a la izquierda y, al mismo tiempo, negociar con los EE.UU. Al embajador Adolf Berle Jr., que vino a Brasil en febrero de 1961 a pedir apoyo para la invasi贸n de Cuba y ofrecer un cr茅dito de 100 millones de d贸lares, argument贸 que el monto era insuficiente y que no pod铆a emprender ninguna iniciativa audaz en el exterior mientras no controlase mejor la crisis econ贸mica y social, puesto que no dispon铆a de mayor铆a en el Congreso. Lo mismo le dijo a Douglas Dillon, secretario del Tesoro de los EE.UU. Aleg贸 no contar con la mayor铆a en el Congreso, raz贸n por la cual solamente podr铆a adoptar actitudes m谩s en茅rgicas en cuestiones de pol铆tica exterior, en la medida en que se fortaleciese, con el 茅xito de la pol铆tica econ贸mica y financiera. Dillon percibi贸 que Quadros usaba el neutralismo a fin de fortalecer su posici贸n contra la izquierda y previ贸 que ir铆a a obtener efectos inesperados y desagradables, al usar la pol铆tica exterior como herramienta para resolver los problemas dom茅sticos.
Quadros estaba justificando, previamente, el golpe con que pretend铆a obligar al Congreso a concederle la suma de los poderes, como condici贸n para su retorno al gobierno. Seg煤n confirm贸 su ministro de Minas y Energ铆a, Jo茫o Agripino, el ministro de Justicia, Oscar Pedro Horta, articul贸 realmente el movimiento para forzar al Congreso a aceptar el principio de la delegaci贸n de poderes y consigui贸 la concordancia de Carlos Lacerda. El plan consist铆a en renunciar al gobierno, conmoviendo a las masas, y obligar a las Fuerzas Armadas, bajo el mando de ministros conservadores, a admitir su vuelta como dictador, para no entregar el poder a Jo茫o Goulart, reelecto vice-presidente de Brasil.
La construcci贸n del Muro de Berl铆n, el 13 de agosto de 1961, precipit贸, sin embargo, la crisis. Al agudizar la Guerra Fr铆a, acrecent贸 la histeria contra Cuba, cuya soberan铆a y autodeterminaci贸n Quadros defend铆a desde la campa帽a electoral. En dichas circunstancias, 茅l se convirti贸 para la CIA y el Pent谩gono en un peligro a煤n mayor, en el caso de que obtuviese poderes extraordinarios. De ah铆 que Carlos Lacerda, alineado con la CIA, traicion贸 y delat贸 la articulaci贸n del golpe, llevando a Quadros a anticipar la renuncia, el 25 de agosto de 1961. Allen Dulles, director de la CIA, el mismo d铆a, envi贸 al presidente John Kennedy un memorando, en el cual comunicaba: “Pensamos que 茅l (J芒nio Quadros) probablemente renunci贸 con la expectativa de provocar una fuerte manifestaci贸n de apoyo popular, en funci贸n de la cual retornar铆a al gobierno en una mejor posici贸n contra sus opositores”.
El almirante S铆lvio Heck, ministro de Marina, dijo que Quadros “renunci贸 para volver en la cresta de la ola con el pueblo y tornarse dictador (…) y que su error fue haber renunciado sin antes conversar con nosotros”. Pero la reacci贸n que Quadros esperaba no se dio. El Congreso le acept贸 la renuncia, consider谩ndola como un acto de voluntad unilateral. La convulsi贸n de masas, provocada por el suicidio de Vargas, en 1954, no se reprodujo, como Quadros imaginaba, al divulgar un documento, en t茅rminos similares a los de la carta-testamento, en el cual se dec铆a “vencido por la reacci贸n” y acusaba a “fuerzas terribles” de levantarse contra 茅l. Y los ministros militares Odylio Denys (Ej茅rcito), S铆lvio Heck (Marina) y Gabriel Gr眉n Moss (Aeron谩utica), que impugnaban la asunci贸n de Goulart, no contaron con la unanimidad de las Fuerzas Armadas. El gobernador Leonel Brizola, que hab铆a movilizado la Brigada Militar y ocupado las emisoras de radio en Porto Alegre para apoyar a Quadros, pas贸 a defender a Goulart y consigui贸 que el III Ej茅rcito se alinease con 茅l en defensa de la legalidad. Y la campa帽a se extendi贸 por todo el Pa铆s. Oficiales y sargentos se rebelaron y no cumplieron las 贸rdenes juzgadas como ilegales. El gobernador Mauro Borges levant贸 el estado de Goi谩s. Irrumpieron las huelgas en las principales ciudades brasile帽as. Y la mayor铆a del Congreso no atendi贸 el pedido de los ministros militares para votar el impedimento de Goulart.
No fue apenas la reacci贸n interna que frustr贸 el golpe. Si bien la CIA y el Pent谩gono, por intermedio de la Misi贸n Militar en Brasil, fomentasen el golpe contra la asunci贸n de Goulart, los ministros militares recibieron un informe de la embajada americana avis谩ndoles que el presidente John Kennedy tendr铆a que suspender el apoyo financiero al Pa铆s, en caso de que hubiese una ruptura de la legalidad, de acuerdo con la cl谩usula de la Alianza para el Progreso. Este alerta tambi茅n contribuy贸 para contener a los ministros militares, que, sin la unidad de las Fuerzas Armadas, aceptaron una soluci贸n de compromiso, la asunci贸n de Goulart al gobierno, con la aprobaci贸n del parlamentarismo por parte del Congreso.
Sin duda, la intenci贸n de Quadros consisti贸 en crear un impasse pol铆tico e institucional y volver a la Presidencia de la Rep煤blica con la suma de los poderes (Ejecutivo y Legislativo), como dictador constitucional. Su secretario de prensa, el periodista Carlos Castelo Branco, lo escuch贸 decirle a Francisco Castro Neves, ministro de Trabajo: “No har茅 nada para volver, pero considero mi vuelta inevitable. Dentro de tres meses, o menos, estar谩 en las calles, espont谩neamente, el clamor por la reimplantaci贸n de nuestro gobierno”. Y de 茅l mismo.
Quadros confirm贸, en la obra Historia del Pueblo Brasile帽o, escrita en coautor铆a con Afonso Arinos de Melo Franco, que su prop贸sito hab铆a sido forzar al Congreso, frente al impasse, a delegarle las facultades legislativas, sin perjudicar, aparentemente, “los aspectos fundamentales de la mec谩nica democr谩tica”.
*Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte