OPINI脫N de Ollantay Itzamn谩
La conmoci贸n y el pavor se apoderan de la poblaci贸n hondure帽a, hasta el l铆mite de una colectiva coma epil茅ptica. Y no es para menos. Incendios infernales consumieron, en el lapso de menos de una semana, centenares de vidas humanas encarceladas (en Comayagua, cerca de Palmerola, la base militar norteamericana m谩s importante de Centroam茅rica) y varios mercados populares (en la zona m谩s populosa del coraz贸n pol铆tico de Honduras, Tegucigalpa).
A m谩s de una semana de la aterradora incineraci贸n colectiva, los restos humanos de cerca de 360 presos asesinados en la c谩rcel, arrumados en bolsas pl谩sticas, se exponen en Tegucigalpa, como una aterradora muestra ejemplar para infundir p谩nico y colapso psicol贸gico en familiares y vecinos que exigen se les entregue el cuerpo de sus seres queridos.
El s谩bado pasado, mientras familiares de las v铆ctimas e insumisos defensores de derechos humanos denunciaban la masacre carcelaria a mansalva en Honduras, desde diferentes rincones se inici贸 un fuego colosal que convirti贸 en cenizas a 5 mercados populares de Tegucigalpa, dejando en el peor shock psicol贸gico a m谩s de 20 mil comerciantes, ahora, sin nada que vender e ingentes deudas que pagar.
Aprovechando el p谩nico popular, aparecieron en el lugar de los mercados convertidos en cenizas, el Presidente de Honduras y el Alcalde de la capital, como los mes铆as redentores prometiendo “ayuda econ贸mica inmediata” bajo el slogan de “primero los pobres”.
De esta manera, los principales responsables de la masacre carcelaria de Comayagua, limpiaron su imagen y repudio en el conmocionado imaginario colectivo de la teledirigida sociedad hondure帽a. En instantes los verdugos se convirtieron en redentores populares. Y, para limpiar “con profesionalidad” las evidencias criminales, confiaron las pruebas de los delitos (restos de reclusos, mercados y c谩rcel en cenizas) a investigadores y militares norteamericanos.
Todo hace ver que dicha investigaci贸n s贸lo servir谩 para que a futuro los delincuentes perfeccionen mejor el crimen y no dejen cuerpos perforados con balas en escenas de “incendios carcelarios”.
Doctrina del shock y capitalismo del desastre
Cuando uno/a observa el t茅trico paisaje hondure帽o, convertido por sus verdugos en un aleccionador laboratorio del terror, replicable en los insumisos pa铆ses vecinos de Am茅rica Latina, desfila por la memoria el contundente contenido del libro de la canadiense Naomi Klein, titulado: Doctrina del Shock, el auge del capitalismo del desastre, publicado en 2008.
En dicho libro, la autora sostiene que: “El desastre original- ll谩mese golpe, ataque terrorista, colapso del mercado, guerra, tsunami, o hurac谩n-lleva a la poblaci贸n de un pa铆s a un estado de shock colectivo. Las bombas, los estallidos de terror, los vientos ululantes preparan el terreno para quebrar la voluntad de las sociedades tanto como la m煤sica a toda potencia y las lluvias de golpes someten los prisioneros en sus celdas. Como el aterrorizado preso que confiesa los nombres de sus camaradas y reniega de su fe, las sociedades en estado de shock a menudo renuncia a los valores que de otro modo defender铆an con entereza” (KLEIN, 2008:23-24).
Esta doctrina es una pr谩ctica recurrente del gobierno de los EEUU en Am茅rica Latina y Medio Oriente. Con esta doctrina, primero se genera el caos, la conmoci贸n colectiva, para convertir a los pueblos en resistencia en tumultos desorientados, asustado y sin deseos de luchar. Una vez que se consigue ese estado de shock psicol贸gico colectivo, se procede a implementar (imponer) las “soluciones” econ贸micas (terapia econ贸mica) para los supuestos problemas que generaron el caos. Estas soluciones consisten en la destrucci贸n (achicamiento) del Estado, privatizaci贸n de los bienes comunes, servicios y empresas p煤blicas. Si la poblaci贸n en estado shock se resiste, entonces, se le aplica la represi贸n-tortura colectiva, como otro remedio a帽adido. Todo esto se hace en nombre de la “democracia” y de los “pobres”.
Si bien la finalidad de esta doctrina es saquear, mercantilizar y someter el planeta entero al poder de las corporaciones, en el fondo tambi茅n busca borrar los recuerdos, la profunda memoria colectiva, de los pueblos, para que acepten con docilidad las m谩s inhumanas y matricidas terapias econ贸micas y pol铆ticas. Esta doctrina busca anular la capacidad de so帽ar de las personas. Convertir a los pueblos en harapientos zombis consumistas.
¿C贸mo se aplica doctrina del shock en Honduras?
Lo que est谩 ocurriendo en Honduras no es m谩s que una reiterada aplicaci贸n disciplinada de los pasos de la doctrina del shock impuesto por el gobierno de los EEUU.
En 2009, ante la ampliaci贸n de la frontera rebelde del Sur hacia el Norte, el gobierno de los EEUU defendi贸 incluso con un reiterado golpe de Estado su territorio de portaviones, Honduras. El golpe de Estado, en lugar de amedrentar y causar p谩nico en la poblaci贸n hondure帽a, fecund贸 la fuerza efusiva de resistencia popular sin precedentes en la regi贸n, que desafi贸 al poder f谩ctico bajo la apabullante consigna de: “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo”. As铆 se convirti贸 Honduras en un pa铆s donde se juega no s贸lo la frontera continental de la dignidad del Sur, sino la efectividad de la terapia del shock colectivo.
Si bien, durante y despu茅s del golpe de Estado se afianz贸 el sistema neoliberal en Honduras, hasta el l铆mite de transferir r铆os, playas y territorios a las empresas y corporaciones privadas. Sin embargo, la resistencia popular no desapareci贸. M谩s al contrario se convirti贸 en un “mal ejemplo” para la regi贸n, y desvel贸 permanentemente la sistem谩tica violaci贸n de los derechos humanos en el pa铆s, contribuyendo a deslegitimar la falsa imagen democr谩tica y promotora de derechos humanos del gobierno de los EEUU. La consecuencia nefasta m谩s inmediata del shock del golpe de Estado en Honduras fue y es la disoluci贸n estatal, desintegraci贸n social y la evaporaci贸n del sentido de naci贸n.
A esta resistencia popular (algunas veces bulliciosa, otras veces silenciosa), que ahora se organiza electoralmente para desafiar en las urnas a las 茅lites ejecutoras de la doctrina del shock, permanentemente se le aplic贸 y aplica la represi贸n policial-militar como m茅todo de intimidaci贸n. Pero la resistencia, lejos de desaparecer, contin煤a fortaleci茅ndose social y pol铆ticamente.
Esta inesperada dignidad de un empobrecido y saqueado pueblo en resistencia le enfada al Imperio norteamericano. Pero m谩s enfadados y avergonzados se encuentran sus t铆teres en el territorio hondure帽o quienes sienten que m谩s temprano que tarde correr谩n la misma surte que sus colegas de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por eso, ahora, el imperio del desastre y sus t铆teres hondure帽os aplican al pa铆s una sobredosis de tortura colectiva recargada, con la finalidad de infundir miedo y acobardar al pueblo en resistencia.
¿C贸mo entender los 煤ltimos dos “incendios”?
Veamos en qu茅 circunstancias se ejecutaron los dos 煤ltimos actos macabros. El pasado 11 de febrero, el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), en la ciudad de Tegucigalpa, realiz贸 una inesperada y multitudinaria proclama pol铆tica para participar en las pr贸ximas elecciones nacionales, con su propia organizaci贸n pol铆tica llamada Libertad y Refundaci贸n (Libre). Al tercer d铆a, el 14 de febrero, los criminales ejecutan el macabro crimen colectivo de la matanza en la c谩rcel de Comayagua.
Desde hace algunos meses atr谩s, los movimientos sociales y organizaciones del FNRP, en su cometido de gritarle al mundo de que “el golpe de Estado contin煤a vigente en Honduras”, decidieron organizar el primer Encuentro Internacional de Derechos Humanos, nada menos que en Bajo Agu谩n (lugar donde se materializa la tiran铆a brutal y asesina de terratenientes en Honduras) entre los d铆as 18 y 20 de febrero. Mientras se realizaba dicho encuentro, con cerca de mil defensores, activistas y comunicadores/as de derechos humanos provenientes de Latinoam茅rica, Europa y Norteam茅rica, los criminales incendian los mercados populares de Tegucigalpa para opacar dicho encuentro, y aparecer ellos como redentores de los pobres. De ese modo, el encuentro internacional sobre derechos humanos pas贸 casi desapercibido en los medios masivos.
De esta manera el Imperio del desastre y sus siervos intentan escarmentar al pueblo hondure帽o en su demanda de la democracia participativa. Pero, en Centroam茅rica y en la Am茅rica del Sur del Siglo XXI no existe otro camino que no sea la democracia participativa y comunitaria para vencer en las urnas y desde las casas y calles al Imperio de la muerte. Honduras no caer谩 presa de la violencia armada fratricida, pero tampoco renunciar谩 a su postergado sue帽o de transformaciones estructurales mediante una revoluci贸n democr谩tica participativa. Honduras no est谩 dispuesta m谩s a seguir siendo la Malinche de Abya Yala, y seguir hered谩ndole la verg眉enza continental a sus hijos/as.
La conmoci贸n y el pavor se apoderan de la poblaci贸n hondure帽a, hasta el l铆mite de una colectiva coma epil茅ptica. Y no es para menos. Incendios infernales consumieron, en el lapso de menos de una semana, centenares de vidas humanas encarceladas (en Comayagua, cerca de Palmerola, la base militar norteamericana m谩s importante de Centroam茅rica) y varios mercados populares (en la zona m谩s populosa del coraz贸n pol铆tico de Honduras, Tegucigalpa).
A m谩s de una semana de la aterradora incineraci贸n colectiva, los restos humanos de cerca de 360 presos asesinados en la c谩rcel, arrumados en bolsas pl谩sticas, se exponen en Tegucigalpa, como una aterradora muestra ejemplar para infundir p谩nico y colapso psicol贸gico en familiares y vecinos que exigen se les entregue el cuerpo de sus seres queridos.
El s谩bado pasado, mientras familiares de las v铆ctimas e insumisos defensores de derechos humanos denunciaban la masacre carcelaria a mansalva en Honduras, desde diferentes rincones se inici贸 un fuego colosal que convirti贸 en cenizas a 5 mercados populares de Tegucigalpa, dejando en el peor shock psicol贸gico a m谩s de 20 mil comerciantes, ahora, sin nada que vender e ingentes deudas que pagar.
Aprovechando el p谩nico popular, aparecieron en el lugar de los mercados convertidos en cenizas, el Presidente de Honduras y el Alcalde de la capital, como los mes铆as redentores prometiendo “ayuda econ贸mica inmediata” bajo el slogan de “primero los pobres”.
De esta manera, los principales responsables de la masacre carcelaria de Comayagua, limpiaron su imagen y repudio en el conmocionado imaginario colectivo de la teledirigida sociedad hondure帽a. En instantes los verdugos se convirtieron en redentores populares. Y, para limpiar “con profesionalidad” las evidencias criminales, confiaron las pruebas de los delitos (restos de reclusos, mercados y c谩rcel en cenizas) a investigadores y militares norteamericanos.
Todo hace ver que dicha investigaci贸n s贸lo servir谩 para que a futuro los delincuentes perfeccionen mejor el crimen y no dejen cuerpos perforados con balas en escenas de “incendios carcelarios”.
Doctrina del shock y capitalismo del desastre
Cuando uno/a observa el t茅trico paisaje hondure帽o, convertido por sus verdugos en un aleccionador laboratorio del terror, replicable en los insumisos pa铆ses vecinos de Am茅rica Latina, desfila por la memoria el contundente contenido del libro de la canadiense Naomi Klein, titulado: Doctrina del Shock, el auge del capitalismo del desastre, publicado en 2008.
En dicho libro, la autora sostiene que: “El desastre original- ll谩mese golpe, ataque terrorista, colapso del mercado, guerra, tsunami, o hurac谩n-lleva a la poblaci贸n de un pa铆s a un estado de shock colectivo. Las bombas, los estallidos de terror, los vientos ululantes preparan el terreno para quebrar la voluntad de las sociedades tanto como la m煤sica a toda potencia y las lluvias de golpes someten los prisioneros en sus celdas. Como el aterrorizado preso que confiesa los nombres de sus camaradas y reniega de su fe, las sociedades en estado de shock a menudo renuncia a los valores que de otro modo defender铆an con entereza” (KLEIN, 2008:23-24).
Esta doctrina es una pr谩ctica recurrente del gobierno de los EEUU en Am茅rica Latina y Medio Oriente. Con esta doctrina, primero se genera el caos, la conmoci贸n colectiva, para convertir a los pueblos en resistencia en tumultos desorientados, asustado y sin deseos de luchar. Una vez que se consigue ese estado de shock psicol贸gico colectivo, se procede a implementar (imponer) las “soluciones” econ贸micas (terapia econ贸mica) para los supuestos problemas que generaron el caos. Estas soluciones consisten en la destrucci贸n (achicamiento) del Estado, privatizaci贸n de los bienes comunes, servicios y empresas p煤blicas. Si la poblaci贸n en estado shock se resiste, entonces, se le aplica la represi贸n-tortura colectiva, como otro remedio a帽adido. Todo esto se hace en nombre de la “democracia” y de los “pobres”.
Si bien la finalidad de esta doctrina es saquear, mercantilizar y someter el planeta entero al poder de las corporaciones, en el fondo tambi茅n busca borrar los recuerdos, la profunda memoria colectiva, de los pueblos, para que acepten con docilidad las m谩s inhumanas y matricidas terapias econ贸micas y pol铆ticas. Esta doctrina busca anular la capacidad de so帽ar de las personas. Convertir a los pueblos en harapientos zombis consumistas.
¿C贸mo se aplica doctrina del shock en Honduras?
Lo que est谩 ocurriendo en Honduras no es m谩s que una reiterada aplicaci贸n disciplinada de los pasos de la doctrina del shock impuesto por el gobierno de los EEUU.
En 2009, ante la ampliaci贸n de la frontera rebelde del Sur hacia el Norte, el gobierno de los EEUU defendi贸 incluso con un reiterado golpe de Estado su territorio de portaviones, Honduras. El golpe de Estado, en lugar de amedrentar y causar p谩nico en la poblaci贸n hondure帽a, fecund贸 la fuerza efusiva de resistencia popular sin precedentes en la regi贸n, que desafi贸 al poder f谩ctico bajo la apabullante consigna de: “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo”. As铆 se convirti贸 Honduras en un pa铆s donde se juega no s贸lo la frontera continental de la dignidad del Sur, sino la efectividad de la terapia del shock colectivo.
Si bien, durante y despu茅s del golpe de Estado se afianz贸 el sistema neoliberal en Honduras, hasta el l铆mite de transferir r铆os, playas y territorios a las empresas y corporaciones privadas. Sin embargo, la resistencia popular no desapareci贸. M谩s al contrario se convirti贸 en un “mal ejemplo” para la regi贸n, y desvel贸 permanentemente la sistem谩tica violaci贸n de los derechos humanos en el pa铆s, contribuyendo a deslegitimar la falsa imagen democr谩tica y promotora de derechos humanos del gobierno de los EEUU. La consecuencia nefasta m谩s inmediata del shock del golpe de Estado en Honduras fue y es la disoluci贸n estatal, desintegraci贸n social y la evaporaci贸n del sentido de naci贸n.
A esta resistencia popular (algunas veces bulliciosa, otras veces silenciosa), que ahora se organiza electoralmente para desafiar en las urnas a las 茅lites ejecutoras de la doctrina del shock, permanentemente se le aplic贸 y aplica la represi贸n policial-militar como m茅todo de intimidaci贸n. Pero la resistencia, lejos de desaparecer, contin煤a fortaleci茅ndose social y pol铆ticamente.
Esta inesperada dignidad de un empobrecido y saqueado pueblo en resistencia le enfada al Imperio norteamericano. Pero m谩s enfadados y avergonzados se encuentran sus t铆teres en el territorio hondure帽o quienes sienten que m谩s temprano que tarde correr谩n la misma surte que sus colegas de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por eso, ahora, el imperio del desastre y sus t铆teres hondure帽os aplican al pa铆s una sobredosis de tortura colectiva recargada, con la finalidad de infundir miedo y acobardar al pueblo en resistencia.
¿C贸mo entender los 煤ltimos dos “incendios”?
Veamos en qu茅 circunstancias se ejecutaron los dos 煤ltimos actos macabros. El pasado 11 de febrero, el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), en la ciudad de Tegucigalpa, realiz贸 una inesperada y multitudinaria proclama pol铆tica para participar en las pr贸ximas elecciones nacionales, con su propia organizaci贸n pol铆tica llamada Libertad y Refundaci贸n (Libre). Al tercer d铆a, el 14 de febrero, los criminales ejecutan el macabro crimen colectivo de la matanza en la c谩rcel de Comayagua.
Desde hace algunos meses atr谩s, los movimientos sociales y organizaciones del FNRP, en su cometido de gritarle al mundo de que “el golpe de Estado contin煤a vigente en Honduras”, decidieron organizar el primer Encuentro Internacional de Derechos Humanos, nada menos que en Bajo Agu谩n (lugar donde se materializa la tiran铆a brutal y asesina de terratenientes en Honduras) entre los d铆as 18 y 20 de febrero. Mientras se realizaba dicho encuentro, con cerca de mil defensores, activistas y comunicadores/as de derechos humanos provenientes de Latinoam茅rica, Europa y Norteam茅rica, los criminales incendian los mercados populares de Tegucigalpa para opacar dicho encuentro, y aparecer ellos como redentores de los pobres. De ese modo, el encuentro internacional sobre derechos humanos pas贸 casi desapercibido en los medios masivos.
De esta manera el Imperio del desastre y sus siervos intentan escarmentar al pueblo hondure帽o en su demanda de la democracia participativa. Pero, en Centroam茅rica y en la Am茅rica del Sur del Siglo XXI no existe otro camino que no sea la democracia participativa y comunitaria para vencer en las urnas y desde las casas y calles al Imperio de la muerte. Honduras no caer谩 presa de la violencia armada fratricida, pero tampoco renunciar谩 a su postergado sue帽o de transformaciones estructurales mediante una revoluci贸n democr谩tica participativa. Honduras no est谩 dispuesta m谩s a seguir siendo la Malinche de Abya Yala, y seguir hered谩ndole la verg眉enza continental a sus hijos/as.