OPINI脫N de M. L贸pez
La miner铆a espa帽ola, desgraciadamente, ya est谩 vendida.
El Gobierno de Espa帽a, que no ha dudado en ir cerrando pozos y arruinando la vida a miles de familias desde hace a帽os, prefiere depender de otros pa铆ses para exportar carb贸n en lugar de aprovechar su propio potencial y hacer uso de sus recursos. Es uno m谩s de los sinsentidos que estamos viviendo, agravado por un nuevo matiz del problema sobre el que no se desea que obtengamos informaci贸n: TODO en las comarcas mineras de Asturias, como en el resto de las cuencas del pa铆s, TODO, depende absolutamente de la miner铆a. Los pocos pozos que quedan en funcionamiento ten铆an un salvavidas hasta el 2018, acordado oficialmente. Sin embargo, el Gobierno de Rajoy pretende incumplirlo y adelantar su cierre. Las consecuencias no son 煤nicamente las que parecen: el adelanto del cierre establecido para 2018 es un hecho que perjudicar铆a, de manera extrema, a los sindicatos de las comarcas mineras ya que perder铆an, entre otras cosas, varios a帽os de subvenciones millonarias.
“Aqu铆 para encontrar trabajo debemos afiliarnos a un sindicato, SOMA-FIA-UGT o CC OO. Es como el seguro del coche: no es obligatorio tenerlo pero es imposible conducir si no tienes uno, as铆 que tarde o temprano todos acabamos afiliados a alguno de los dos”, nos ha comentado uno de los mineros afectados con los que hemos conversado.
Resulta extra帽o, interesadamente extra帽o, que las exigencias de los sindicatos -quienes supuestamente representan y defienden los intereses de miles de trabajadores- se ci帽an casi exclusivamente al cumplimiento del pacto acordado por el Gobierno en lugar de exigir que no se acabe la miner铆a en Espa帽a, que no sea cerrado ning煤n pozo m谩s, que no se permita el dejar a miles de familias sin trabajo y sin futuro, arruinadas, en la calle o abocadas al exilio y que, como consecuencia, se consienta la muerte ag贸nica de las comarcas mineras, que pasar铆an a ser pueblos fantasmas, completamente vac铆os. Ante esta situaci贸n, la afirmaci贸n que se escucha con m谩s frecuencia es que “Esta lucha se deber铆a haber hecho hace mucho tiempo, ahora ya es tarde“. No deber铆amos conformarnos con esta frase sino preguntarnos qu茅 papel est谩n jugando los sindicatos. Me dirijo a uno de los mineros, quien me habla con una conmovedora mezcla de impotencia y rabia:
“Ahora mismo quien me representa en el sindicato est谩 de vacaciones en Canc煤n, tomando el sol, mientras que yo llevo un mes en huelga junto con todos mis compa帽eros, sin cobrar, sin dormir y sin estar en casa con mi mujer, cortando carreteras y jug谩ndome el pellejo. ¿Para qu茅? No puedo m谩s. Estoy harto”.
Sus pupilas negras me miran de frente, con una mirada que, como su voz, tiembla de rabia y pena. Es asturiano, alto y delgado. A pesar de que tiene treinta y algunos a帽os, su cuerpo y su rostro destilan cansancio, un cansancio cr贸nico que no puede pasar desapercibido. Al igual que su abuelo y su padre, 茅l tambi茅n es minero. Agotado confiesa que est谩 hasta las narices de todo y no sabe qu茅 hacer.
“¿T煤 crees que me apetece madrugar todos los d铆as para estar en el pozo a las 6 de la ma帽ana? ¿Que no tengo otra cosa mejor que hacer que andar poniendo barricadas para cortar carreteras? ¿Que en lugar de aprovechar lo poco que le queda a la miner铆a y trabajar todo lo que pueda para traer mi sueldo a casa, me apetece estar en huelga y ni siquiera estar con mi familia? ¿Crees que no dormir, no trabajar y no descansar desde hace m谩s de un mes merece la pena? Cada d铆a me arriesgo a que me den un pelotazo, me detengan, ando corriendo todo el d铆a y mientras ¿qu茅? esta gente est谩 de vacaciones, estoy harto”.
El verdadero problema aparece, una vez que la impotencia hace que el silencio se rompa. La fuerza que tienen los sindicatos en regiones como Asturias es sobresaliente, mucho m谩s contundente y visible que en otras provincias como, por ejemplo, Madrid. Tanto es as铆 que cuesta encontrar a gente que se atreva a criticarlos abiertamente, personas que confiesen y describan tanto lo bueno como lo malo, que conf铆e en ti y diga en voz alta lo que realmente piensa acerca de esos sindicatos que, te贸ricamente, tienen como objetivo defenderles. Muy pocos se atreven a hablar sobre los sindicatos de manera cr铆tica, intentando no decir s贸lo lo que es pol铆ticamente correcto y, si lo hacen, no dar谩n su nombre o pedir谩n que no transcribamos ni una palabra de la conversaci贸n. ¿Por qu茅? La respuesta parece ser la de siempre: “No est谩n los tiempos como para meter m谩s ciza帽a. Adem谩s esto es peque帽o, aqu铆 te conoce todo el mundo“.
Gobierno, prensa y sindicatos
Es cierto. Corren tiempos muy duros, pero quiz谩s estamos siendo obligados a vivir un tiempo en que lo que se erige como necesario e inevitable es atreverse a hablar, a decir unas cuantas verdades, que pueden doler, pero que no han de ocultarse m谩s. Hablar en voz alta y, de una vez, poner todas las cartas sobre la mesa.
El Gobierno ha condenado la vida del carb贸n espa帽ol al firmar los acuerdos de su cierre total para el 2018 y no va a ceder ni un 谩pice porque, de ser as铆, y esto es uno de los factores que hacen pol铆ticamente correcto la b煤squeda del SILENCIO, el resto de los sectores en crisis tomar铆an ejemplo de la resistencia minera. No contento con constituirse verdugo del carb贸n, ha recortado un 63% de las ayudas a la miner铆a, pero, aunque se escuda en ello, no por cumplir 贸rdenes de la UE. Ha sido una decisi贸n propia de un Gobierno que, tras atacar a sectores fundamentales como el de la educaci贸n y la sanidad, ahora decide tambi茅n acabar con los mineros.
La prensa espa帽ola, actuando a la perfecci贸n su papel de EMPRESA, monopolio informativo, NEGOCIO MEDI脕TICO con grandes y cuantiosos intereses, responde a sus propios intereses econ贸micos y pol铆ticos, dando una m铆nima cobertura al conflicto minero, para mantener la anestesia social, la ceguera casi total que sufre, ante la manipulaci贸n medi谩tica, la opini贸n p煤blica, votantes en las urnas y lectores del periodismo-negocio. Por su parte, los sindicatos miran por sus propios intereses: impulsan una huelga, varios encierros en pozos y una marcha a Madrid, con la INTENCI脫N FUNDAMENTAL, no permitamos que nos enga帽en, para mantener las subvenciones que reciben durante el m谩ximo tiempo posible. Los mineros en huelga no cobran un duro, sus familias dif铆cilmente llegan a fin de mes, pero los sindicatos s铆 siguen cobr谩ndoles la cuant铆a de sus afiliaciones y esta informaci贸n ha de saberse.
¿Y los mineros? Hace m谩s de un mes que cientos de mineros est谩n en huelga. Unos decidieron aprovechar para irse de vacaciones o quedarse en casa y descansar. Otros se levantan, cada d铆a, a las 6 de la ma帽ana y se re煤nen en sus respectivos pozos para constituir su asamblea y decidir qu茅 van a hacer a lo largo de la jornada: barricadas, corte de carreteras o ra铆les de tren, manifestaciones, etc. Otros se encerraron espont谩neamente en sus pozos –aceptando que no ten铆an tiempo ni siquiera para despedirse de sus familias- y est谩n viviendo un encierro doloros铆simo en el que no han sin haber visto ver la luz del sol desde hace un mes. Otro grupo de mineros inici贸 una marcha hacia Madrid, bajo la tutela y 贸rdenes de sus respectivos sindicatos.
“Ni siquiera he podido ir a la marcha, los sindicatos han puesto un cupo de personas a las que han elegido, los dem谩s o estamos de reserva o directamente fuera. Adem谩s no tiene sentido, hace a帽os que nos enfrentan los unos con los otros, ni siquiera comenzaron la marcha juntos cada sindicato eligi贸 un sitio diferente de la ciudad para iniciar la marcha, despu茅s se juntaron pero caminan separados. Los dirigentes sindicales est谩n ah铆 el primer d铆a solo para la foto, luego desaparecen pero bien que obligan a llevar puesta su camiseta para diferenciarlos. Un compa帽ero se quer铆a poner una con la foto de sus hijos y no le dejaron. Son unos vendidos. En lugar de ser una marcha de miles de mineros hacia Madrid, solo pueden ir 180 bajo las 贸rdenes de las c煤pulas sindicales. Es una verg眉enza”.
Intereses ocultos: Prejubilaciones y malversaci贸n de los fondos mineros
Una cosa es reclamar que no se cierren las minas, ya que de ello depende la vida de miles de familias. Otra cosa es pedir el cumplimiento del pacto del Gobierno que acord贸 no cerrarlas hasta el 2018. Si alguno de nosotros fuera minero ¿cu谩l de las dos exigencias reclamar铆a?
Si le quedan m谩s de 6 a帽os para prejubilarse, no dudar铆a en impedir el cierre. Si en cambio pudiera percibir su prejubilaci贸n si se cumpliera el pacto, es posible que se conformara solo con eso. Si ya fuera prejubilado estar铆a ahora mismo en una tumbona bajo el sol de Benidorm. El imperdonable delito del Gobierno ha sido no planificar, considerar ni crear alternativas reales de trabajo para las comarcas mineras. El delito imperdonable de dirigentes sindicales y empresarios, como Jos茅 脕ngel Fern谩ndez Villa y Victorino Alonso Garc铆a, entre otros, principales culpables seg煤n la opini贸n, a media voz por el miedo, de una gran parte del colectivo de mineros, ha sido malversar con los fondos mineros y las subvenciones recibidas, anteponiendo sus propios intereses al de los trabajadores mineros, a los afiliados que se suponen han de defender. “Ladrones”, “corruptos”, “sinverg眉enzas”, son los adjetivos m谩s educados que desprenden las acaloradas voces de las miles de familias que se saben estafadas por ellos.
¿D贸nde est谩n los fondos mineros?, es la pregunta m谩s repetida d铆a tras d铆a, el interrogante que, al ocultarnos est谩 informaci贸n, no nos hacemos quienes solo conocemos, una vez m谩s, una verdad a medias.
“Autopistas, rotondas, piscinas, una residencia universitaria que no va a ser utilizada, un hospital totalmente equipado que ha sido inaugurado cinco veces y nunca ver谩 un paciente. Nos han robado todos los fondos mineros que pod铆an asegurarnos un futuro. Ha sido el mayor fraude en la historia de Asturias. ¿Qu茅 hicieron con los fondos mineros? El primero que nos tiene que dar explicaciones es Gabino de Lorenzo, el que fue alcalde de Oviedo y ahora con un par de narices es el actual delegado del gobierno en Asturias, que nos explique tanto 茅l como el resto de los responsables a nivel local y regional ¿En qu茅 los invirtieron? En lugar de crear otro tipo de tejido industrial, alg煤n tipo de recurso alternativo al carb贸n que nos diera trabajo a todos, se han gastado todo el dinero en estupideces”.
Desprotegidos ante el Gobierno y desprotegidos ante sus propios l铆deres sindicales, a los mineros y trabajadores de las cuencas se les ha impuesto una situaci贸n en la que solo se divisa una disyuntiva ante la que no les queda m谩s alternativa que levantarse, luchar y exigir lo que les pertenece, rebelarse contra ambos elementos abusadores de su poder: Gobierno y sindicatos
“Habr铆a que preguntar a muchos mineros de Victorino, si los pobres se atreven a decirlo, cu谩ntas horas est谩n la mina, en qu茅 condiciones trabajan y cu谩nto cobran, porque una parte lo cobran en A y otra en B, bajo unas condiciones p茅simas y desde luego pasando m谩s de 40 horas semanales en la mina, las que les manden. Algunos van incluso enfermos a trabajar porque saben que Victorino les puede echar a la puta calle cuando quiera y como quiera. ¿Y ahora pretenden echarnos a todos y cerrar lo poco que nos queda? La violencia es de ellos hacia nosotros, no de nosotros hacia ellos. Nos est谩n obligando a rebelarnos. La sociedad tiene que despertar, tiene que moverse, tiene que ver que hoy est谩n desahuciando al paisano, pero ma帽ana puedes ser t煤, tiene que ver que no nos dan alternativa real de trabajo, cerrando esto no queda nada. ¿Hasta qu茅 punto estamos llegando?”
Hay mucha pol茅mica suelta ah铆 fuera, fruto de prejuicios o de ignorancia. Es cierto que algunos mineros, que se juegan la vida a diario, tienen un sueldo que supera el mileurismo. Sin embargo, los hay, y no son pocos, cuyas cuotas mensuales rozan los insuficientes 900 €. Respecto a las prejubilaciones, podemos decir lo mismo, dependen del puesto que alcanzaron a lo largo de su vida laboral, ya sea por azar o por amiguismo. La estrategia del Gobierno para ir reduciendo el n煤mero de trabajadores por pozo ha sido ofrecer sumas considerables para tentar a la prejubilaci贸n, aunque la segunda parte del convenio, en la que se obligaba a contratar a nuevos trabajadores en relaci贸n con los que se prejubilasen, no la hayan cumplido en absoluto. As铆, poco a poco, se han ido reduciendo las plantillas y cerrando pozos. Hay quien dice que ese fue el gran error, que nadie debi贸 aceptar ni una sola prejubilaci贸n sin asegurarse antes la contrataci贸n de otro trabajador.
“Nos compraron con unas prejubilaciones sin mostrarnos la letra peque帽a, no nos dijeron que con ellas deber铆amos mantener a nuestros hijos y nietos pues no tendr铆an futuro para entonces. La gente cree que luchamos por nosotros, pues no, nosotros estamos luchando por las generaciones que vienen detr谩s. Y mientras, todos los que organizaron esto se van de rositas. Los que realmente estafaron, los que realmente robaron, son de cuello blanco, no es el pueblo. Y encima est谩n criminalizando la protesta, est谩n criminalizando al chaval que se rebela ante esta situaci贸n, al chaval que ya no tiene d贸nde ir ni d贸nde comer. Porque aqu铆 hay un sector de entre 20 y 30 a帽os que lleva un mes en huelga mantenido por sus padres, los afortunados, otros no tienen donde caerse muertos si esto se cierra. ¿As铆 c贸mo va a poder vivir la gente? ¡Miles de parados sin tejido industrial! ¿de qu茅 vamos a vivir?”.
Represi贸n gubernamental y policial
Mientras que se redacta este art铆culo, varios mineros est谩n siendo detenidos por unos agentes de la Guardia Civil que han entrado, pistola en mano en una poblaci贸n de Le贸n, sin importarles que pudieran herir a ni帽os o ancianos en las calles. Tambi茅n en Asturias, en Pola de Lena, uno puede contemplar con inaudita facilidad im谩genes que recuerdan a los tiempos de guerra ¿Qui茅n dice que estos no son, para los mineros, momentos peores que los originados por una guerra? Los representantes sindicales, en lugar de dar la cara y responder los pol铆ticos siguen, puro en mano, calentando sus sillones. Mientras, mineros y polic铆a se enfrentan d铆a a d铆a en una lucha que parece no tener fin, al menos ning煤n final feliz.
Suena el tel茅fono, otro compa帽ero est谩 desaparecido desde ayer. Puede que haya sido detenido y trasladado al Cuartel General de la Guardia Civil en Oviedo. Al parecer se llevaron a seis personas, de los cuales, cuatro detenidos no eran ni siquiera mineros. Los antidisturbios entraron en el bar situado enfrente del Pozo Santiago y se llevaron a todos, entre ellos un pensionista que caminaba por la calle y no ten铆a nada que ver con el conflicto. Les acusan de alteraci贸n del orden p煤blico y atentado a la autoridad, a la espera de poder aplicar alguna ley antiterrorista y, escud谩ndose legalmente en ella, mantenerlos encerrados durante las pr贸ximas 72 horas.
“Es una verg眉enza. Detienen a paisanos indiscriminadamente. Si no consiguen cogernos a nosotros, cogen a cualquiera. Nos acusan de violentos cuando lo 煤nico que hacemos es defendernos. Nuestra lucha no es contra la polic铆a, ni contra la Guardia Civil ni contra los antidisturbios. Nuestra lucha es contra los pol铆ticos que est谩n acabando con nuestras vidas. S贸lo miran por ellos y nosotros les pagamos para que nos representen no para que nos roben. Pero es la historia de siempre, miran por sus intereses, no por nosotros, el pueblo. Nos condenan la vida y si luchamos nos arriesgamos a multas desorbitadas y a penas de c谩rcel. Es incre铆ble. El mundo al rev茅s. Ya estamos hartos, nadie nos hace caso. Ni siquiera la prensa, ¿para qu茅 crees que son los voladores? Si no hay voladores no tenemos ni un minuto en el telediario. Es as铆 de triste, s铆, pero es la realidad”.
Le miro y no puedo creer que de verdad est茅 diciendo eso. Pero una l谩grima lo confirma. Cierto es, resulta asombroso el doloroso silencio con el que la prensa espa帽ola est谩 hiriendo o ignorando, en el mejor de los casos, al conflicto minero. En ning煤n noticiario se muestran las im谩genes de las batallas campales que est谩n sufriendo cientos de ciudadanos a diario, s贸lo con voladores se conceden algunos segundos. En ning煤n peri贸dico se habla del fraude cometido con los fondos mineros y las subvenciones recibidas por las c煤pulas sindicales. En ning煤n sitio se comenta el tema de las jugosas subcontratas, uno de los m谩s preocupantes. Hay cientos de trabajadores bajo cualquier tipo de convenio, como el del metal, trabajando en minas para una serie de subcontratas que no les reconocen los derechos que tendr铆an si su contrato fuera el correspondiente a la miner铆a. Personas que sufren las mismas dificultades que sus compa帽eros mineros, pero cobrando la mitad o menos de lo que cobran que ellos. Mismos riesgos diferentes compensaciones.
“En Asturias tenemos un problema, los referentes sindicales que tuvimos, toda la gente que se parte el pecho, la gente que tiene ideales, est谩n apartados, son condenados por los mismos sindicatos. A m铆 cuando me preguntan ¿Est谩s en contra del sindicalismo? No, estoy a favor del sindicalismo. Sin el sindicalismo los ciudadanos, la clase obrera, no tenemos nada que hacer. El sindicato es el referente del pueblo. Pero estoy en contra de c贸mo act煤an los sindicatos actualmente, estoy en contra de la pol铆tica que ejercen, no pueden ofrecer paz social si antes no hay justicia social. Y esto lo olvidaron. Est谩n ejerciendo una agresi贸n social a las capas m谩s bajas”.
Agresi贸n ejercida por el Gobierno, por los propios sindicatos y por los “cuerpos de seguridad”. Al parecer hay varios agentes que se negaron a ejercer brutalidad contra los mineros ya que algunos miembros de sus propias familias lo son. Deber铆a ser sabido por TODOS NOSOTROS que en las barricadas no hay solo mineros, hay tambi茅n parados, estudiantes y j贸venes en situaci贸n de precariedad, padres de familia de cualquier otro sector, cuyos puestos de trabajo desaparecer谩n si Gobierno y sindicatos logran acabar con la miner铆a en Asturias. Sin embargo, la mayor铆a de agentes no miran m谩s all谩 de su porra y su casco, cientos con escopeta y escudo en mano que se adentran en poblaciones cuyo 煤nico ‘delito’ es apoyar la lucha de los mineros. Agentes que a diario hacen uso de una fuerza desproporcionada que desde luego no va incluida en su salario, al menos no en el que le pagamos los ciudadanos para protegernos, no para masacrarnos. Ya hay heridos y no solo por pelotas de goma y porrazos, sino sufriendo problemas respiratorios por los gases lacrim贸genos, incluidos ni帽os y ancianos.
¿En qu茅 clase de sociedad democr谩tica vivimos?
“El problema es que no tenemos ni pol铆ticos a la altura, ni sindicatos, ni empresarios a la altura. Ese es el problema de este pa铆s. Los pol铆ticos deber铆an bajar de sus altas esferas a pie de calle y mirar lo que hay a su alrededor. Cuando hablan de bajar los sueldos ¿por qu茅 no empiezan por ellos mismos? Se les ten铆a que caer la cara de verg眉enza. ¿Rescatando bancos que desahucian a miles de familias? Y despu茅s ¿ nosotros somos los criminales? Hasta ah铆 pod铆amos llegar. Pol铆ticos incapaces e ineficaces, desde la derecha hasta la izquierda. Los pol铆ticos tienen que rendir cuentas al pueblo, no a sus partidos. Con la que est谩 cayendo en Asturias, tenemos senadores del PP que est谩n votando en contra de la miner铆a, de lo poco que tenemos, van en contra de su propio pueblo. Pol铆ticos que prefieren traicionar a su propio pueblo por no traicionar al partido en el que militan, lo cual a m铆 me parece deleznable y me quedo corto. Porque lo que no puede ser uno es traidor a su tierra, jam谩s, bajo ning煤n concepto, con la tierra hay que morir”.
Pocos fueron los que le echaron valor y no apoyaron la decisi贸n del Gobierno de sustraer un 63% de las ayudas a la miner铆a. Tenemos el ejemplo del senador Juan Morano que, al no seguir las directrices de su partido y ser leal a sus principios, ha sido suspendido temporalmente de militancia por “deslealtad” hacia su partido, se le ha abierto un expediente y se enfrenta a una multa de 2.000 €. ¿脡ste es el pa铆s democr谩tico en el que vivimos?
¿Qu茅 intereses tiene el Gobierno para querer acabar con el carb贸n espa帽ol?
“Obviamente lo que sale rentable es producir muy barato y vender muy caro. Se produce en el ‘tercer’ mundo y se vende en el ‘primer’ mundo, eso es la rentabilidad econ贸mica para ellos. No hay pueblos pobres, hay pueblos explotados. A ver si empiezan a crear riqueza de la que tenemos y no a base de explotar a otros pa铆ses. La mafia del carb贸n en este pa铆s es tremenda, el blanqueo que se hizo con el carb贸n de fuera que era mucho m谩s barato, meti茅ndolo en las minas de aqu铆 para venderlo como carb贸n nacional y llevarse todas las subvenciones correspondientes, es una verg眉enza. Ten铆an que estar todos en la c谩rcel. Desde luego, el que no es culpable de esta situaci贸n es el minero”.
Su mujer le coge de la mano y se la aprieta. Sigue en silencio. 脡l la mira y baja la cabeza, ambos temen lo que se les viene encima.
“Como asturiano me siento traicionado, humillado. Cuando me dicen a m铆: ¿Por qu茅 luchas?, yo respondo: ¿pero c贸mo no voy a luchar?. Tengo que luchar, no por m铆, sino por lo que viene detr谩s. No es solo el carb贸n. No. Yo ahora mismo lucho por Asturias, por mi pueblo, por mi tierra. El conflicto del carb贸n es solo una parte. Asturias es el conjunto, Asturias es el parado la construcci贸n, el parado del metal, el parado del campo, el parado del sector naval. Asturias somos todos, una regi贸n entera. Queremos que se unifiquen todas las luchas, estar todos unidos para poder cambiar este sistema. Yo lucho por Asturias, y voy a luchar hasta que muera”.
Luchar hasta el final
.
El movimiento minero en s铆 es el 煤ltimo referente de lucha de clases. La miner铆a es el 煤nico sector que es capaz de unirse y hacer un frente com煤n de lucha contra el poder del capital que les oprime por todas partes. Saben lo que cuesta luchar por alcanzar conquistas sociales, saben luchar por ello. Es su propia historia, generacional y cotidiana. Lo llevan en la sangre, una lucha reivindicativa que les corre por las venas endurecidas por el carb贸n.
“No nos deber铆amos conformar siquiera con la negociaci贸n que pretenden los sindicatos, no deber铆an robarnos un 60% de las ayudas, ni un 40% ni nada de nada. ¿Reclamar que no cierren minas? Al contrario, debemos luchar porque abran muchas m谩s, por unas condiciones de trabajo humanas, por el reparto de trabajo y reducci贸n de la jornada. Si lo consiguieron en la revoluci贸n industrial, si lo consiguieron en los 60 ¿c贸mo no lo vamos a conseguir nosotros ahora que tenemos m谩s medios para ello? No lo conseguiremos si nos creemos la propaganda que nos quieren meter, si nos quedamos en casa creyendo que aunque vayamos al parlamento de Asturias o al de Madrid no conseguiremos nada. No hombre no, hay que luchar, debemos luchar hasta el final”.
Me da la mano y a continuaci贸n un abrazo “No pongas mi nombre pero cuenta todo lo que te he dicho, debemos empezar a decir la verdad, que todo el mundo sepa lo que est谩 ocurriendo, lo que nos est谩n haciendo. Gracias por escucharme. Nos vemos en Madrid “.
El 11 de julio, miles de mineros, trabajadores de otros sectores y familias enteras estar谩n en Madrid para recibir a la Marcha Negra, que camina desde el 22 de junio procedente de diferentes puntos de Espa帽a. La manifestaci贸n culminar谩 frente al Ministerio de Industria, a la espera de recibir una respuesta que les permita volver a sus casas con un futuro digno ante el que no tengan que agachar la cabeza o dejarse vencer por la necesidad y el hambre.
Sin embargo, ahora es el turno del Gobierno: o toma medidas al respecto o ignora las exigencias de los ciudadanos a los que representa, ¿ser谩 capaz de rectificar y estar, por una vez, a la altura de las circunstancias?
La miner铆a espa帽ola, desgraciadamente, ya est谩 vendida.
El Gobierno de Espa帽a, que no ha dudado en ir cerrando pozos y arruinando la vida a miles de familias desde hace a帽os, prefiere depender de otros pa铆ses para exportar carb贸n en lugar de aprovechar su propio potencial y hacer uso de sus recursos. Es uno m谩s de los sinsentidos que estamos viviendo, agravado por un nuevo matiz del problema sobre el que no se desea que obtengamos informaci贸n: TODO en las comarcas mineras de Asturias, como en el resto de las cuencas del pa铆s, TODO, depende absolutamente de la miner铆a. Los pocos pozos que quedan en funcionamiento ten铆an un salvavidas hasta el 2018, acordado oficialmente. Sin embargo, el Gobierno de Rajoy pretende incumplirlo y adelantar su cierre. Las consecuencias no son 煤nicamente las que parecen: el adelanto del cierre establecido para 2018 es un hecho que perjudicar铆a, de manera extrema, a los sindicatos de las comarcas mineras ya que perder铆an, entre otras cosas, varios a帽os de subvenciones millonarias.
“Aqu铆 para encontrar trabajo debemos afiliarnos a un sindicato, SOMA-FIA-UGT o CC OO. Es como el seguro del coche: no es obligatorio tenerlo pero es imposible conducir si no tienes uno, as铆 que tarde o temprano todos acabamos afiliados a alguno de los dos”, nos ha comentado uno de los mineros afectados con los que hemos conversado.
Resulta extra帽o, interesadamente extra帽o, que las exigencias de los sindicatos -quienes supuestamente representan y defienden los intereses de miles de trabajadores- se ci帽an casi exclusivamente al cumplimiento del pacto acordado por el Gobierno en lugar de exigir que no se acabe la miner铆a en Espa帽a, que no sea cerrado ning煤n pozo m谩s, que no se permita el dejar a miles de familias sin trabajo y sin futuro, arruinadas, en la calle o abocadas al exilio y que, como consecuencia, se consienta la muerte ag贸nica de las comarcas mineras, que pasar铆an a ser pueblos fantasmas, completamente vac铆os. Ante esta situaci贸n, la afirmaci贸n que se escucha con m谩s frecuencia es que “Esta lucha se deber铆a haber hecho hace mucho tiempo, ahora ya es tarde“. No deber铆amos conformarnos con esta frase sino preguntarnos qu茅 papel est谩n jugando los sindicatos. Me dirijo a uno de los mineros, quien me habla con una conmovedora mezcla de impotencia y rabia:
“Ahora mismo quien me representa en el sindicato est谩 de vacaciones en Canc煤n, tomando el sol, mientras que yo llevo un mes en huelga junto con todos mis compa帽eros, sin cobrar, sin dormir y sin estar en casa con mi mujer, cortando carreteras y jug谩ndome el pellejo. ¿Para qu茅? No puedo m谩s. Estoy harto”.
Sus pupilas negras me miran de frente, con una mirada que, como su voz, tiembla de rabia y pena. Es asturiano, alto y delgado. A pesar de que tiene treinta y algunos a帽os, su cuerpo y su rostro destilan cansancio, un cansancio cr贸nico que no puede pasar desapercibido. Al igual que su abuelo y su padre, 茅l tambi茅n es minero. Agotado confiesa que est谩 hasta las narices de todo y no sabe qu茅 hacer.
“¿T煤 crees que me apetece madrugar todos los d铆as para estar en el pozo a las 6 de la ma帽ana? ¿Que no tengo otra cosa mejor que hacer que andar poniendo barricadas para cortar carreteras? ¿Que en lugar de aprovechar lo poco que le queda a la miner铆a y trabajar todo lo que pueda para traer mi sueldo a casa, me apetece estar en huelga y ni siquiera estar con mi familia? ¿Crees que no dormir, no trabajar y no descansar desde hace m谩s de un mes merece la pena? Cada d铆a me arriesgo a que me den un pelotazo, me detengan, ando corriendo todo el d铆a y mientras ¿qu茅? esta gente est谩 de vacaciones, estoy harto”.
El verdadero problema aparece, una vez que la impotencia hace que el silencio se rompa. La fuerza que tienen los sindicatos en regiones como Asturias es sobresaliente, mucho m谩s contundente y visible que en otras provincias como, por ejemplo, Madrid. Tanto es as铆 que cuesta encontrar a gente que se atreva a criticarlos abiertamente, personas que confiesen y describan tanto lo bueno como lo malo, que conf铆e en ti y diga en voz alta lo que realmente piensa acerca de esos sindicatos que, te贸ricamente, tienen como objetivo defenderles. Muy pocos se atreven a hablar sobre los sindicatos de manera cr铆tica, intentando no decir s贸lo lo que es pol铆ticamente correcto y, si lo hacen, no dar谩n su nombre o pedir谩n que no transcribamos ni una palabra de la conversaci贸n. ¿Por qu茅? La respuesta parece ser la de siempre: “No est谩n los tiempos como para meter m谩s ciza帽a. Adem谩s esto es peque帽o, aqu铆 te conoce todo el mundo“.
Gobierno, prensa y sindicatos
Es cierto. Corren tiempos muy duros, pero quiz谩s estamos siendo obligados a vivir un tiempo en que lo que se erige como necesario e inevitable es atreverse a hablar, a decir unas cuantas verdades, que pueden doler, pero que no han de ocultarse m谩s. Hablar en voz alta y, de una vez, poner todas las cartas sobre la mesa.
El Gobierno ha condenado la vida del carb贸n espa帽ol al firmar los acuerdos de su cierre total para el 2018 y no va a ceder ni un 谩pice porque, de ser as铆, y esto es uno de los factores que hacen pol铆ticamente correcto la b煤squeda del SILENCIO, el resto de los sectores en crisis tomar铆an ejemplo de la resistencia minera. No contento con constituirse verdugo del carb贸n, ha recortado un 63% de las ayudas a la miner铆a, pero, aunque se escuda en ello, no por cumplir 贸rdenes de la UE. Ha sido una decisi贸n propia de un Gobierno que, tras atacar a sectores fundamentales como el de la educaci贸n y la sanidad, ahora decide tambi茅n acabar con los mineros.
La prensa espa帽ola, actuando a la perfecci贸n su papel de EMPRESA, monopolio informativo, NEGOCIO MEDI脕TICO con grandes y cuantiosos intereses, responde a sus propios intereses econ贸micos y pol铆ticos, dando una m铆nima cobertura al conflicto minero, para mantener la anestesia social, la ceguera casi total que sufre, ante la manipulaci贸n medi谩tica, la opini贸n p煤blica, votantes en las urnas y lectores del periodismo-negocio. Por su parte, los sindicatos miran por sus propios intereses: impulsan una huelga, varios encierros en pozos y una marcha a Madrid, con la INTENCI脫N FUNDAMENTAL, no permitamos que nos enga帽en, para mantener las subvenciones que reciben durante el m谩ximo tiempo posible. Los mineros en huelga no cobran un duro, sus familias dif铆cilmente llegan a fin de mes, pero los sindicatos s铆 siguen cobr谩ndoles la cuant铆a de sus afiliaciones y esta informaci贸n ha de saberse.
¿Y los mineros? Hace m谩s de un mes que cientos de mineros est谩n en huelga. Unos decidieron aprovechar para irse de vacaciones o quedarse en casa y descansar. Otros se levantan, cada d铆a, a las 6 de la ma帽ana y se re煤nen en sus respectivos pozos para constituir su asamblea y decidir qu茅 van a hacer a lo largo de la jornada: barricadas, corte de carreteras o ra铆les de tren, manifestaciones, etc. Otros se encerraron espont谩neamente en sus pozos –aceptando que no ten铆an tiempo ni siquiera para despedirse de sus familias- y est谩n viviendo un encierro doloros铆simo en el que no han sin haber visto ver la luz del sol desde hace un mes. Otro grupo de mineros inici贸 una marcha hacia Madrid, bajo la tutela y 贸rdenes de sus respectivos sindicatos.
“Ni siquiera he podido ir a la marcha, los sindicatos han puesto un cupo de personas a las que han elegido, los dem谩s o estamos de reserva o directamente fuera. Adem谩s no tiene sentido, hace a帽os que nos enfrentan los unos con los otros, ni siquiera comenzaron la marcha juntos cada sindicato eligi贸 un sitio diferente de la ciudad para iniciar la marcha, despu茅s se juntaron pero caminan separados. Los dirigentes sindicales est谩n ah铆 el primer d铆a solo para la foto, luego desaparecen pero bien que obligan a llevar puesta su camiseta para diferenciarlos. Un compa帽ero se quer铆a poner una con la foto de sus hijos y no le dejaron. Son unos vendidos. En lugar de ser una marcha de miles de mineros hacia Madrid, solo pueden ir 180 bajo las 贸rdenes de las c煤pulas sindicales. Es una verg眉enza”.
Intereses ocultos: Prejubilaciones y malversaci贸n de los fondos mineros
Una cosa es reclamar que no se cierren las minas, ya que de ello depende la vida de miles de familias. Otra cosa es pedir el cumplimiento del pacto del Gobierno que acord贸 no cerrarlas hasta el 2018. Si alguno de nosotros fuera minero ¿cu谩l de las dos exigencias reclamar铆a?
Si le quedan m谩s de 6 a帽os para prejubilarse, no dudar铆a en impedir el cierre. Si en cambio pudiera percibir su prejubilaci贸n si se cumpliera el pacto, es posible que se conformara solo con eso. Si ya fuera prejubilado estar铆a ahora mismo en una tumbona bajo el sol de Benidorm. El imperdonable delito del Gobierno ha sido no planificar, considerar ni crear alternativas reales de trabajo para las comarcas mineras. El delito imperdonable de dirigentes sindicales y empresarios, como Jos茅 脕ngel Fern谩ndez Villa y Victorino Alonso Garc铆a, entre otros, principales culpables seg煤n la opini贸n, a media voz por el miedo, de una gran parte del colectivo de mineros, ha sido malversar con los fondos mineros y las subvenciones recibidas, anteponiendo sus propios intereses al de los trabajadores mineros, a los afiliados que se suponen han de defender. “Ladrones”, “corruptos”, “sinverg眉enzas”, son los adjetivos m谩s educados que desprenden las acaloradas voces de las miles de familias que se saben estafadas por ellos.
¿D贸nde est谩n los fondos mineros?, es la pregunta m谩s repetida d铆a tras d铆a, el interrogante que, al ocultarnos est谩 informaci贸n, no nos hacemos quienes solo conocemos, una vez m谩s, una verdad a medias.
“Autopistas, rotondas, piscinas, una residencia universitaria que no va a ser utilizada, un hospital totalmente equipado que ha sido inaugurado cinco veces y nunca ver谩 un paciente. Nos han robado todos los fondos mineros que pod铆an asegurarnos un futuro. Ha sido el mayor fraude en la historia de Asturias. ¿Qu茅 hicieron con los fondos mineros? El primero que nos tiene que dar explicaciones es Gabino de Lorenzo, el que fue alcalde de Oviedo y ahora con un par de narices es el actual delegado del gobierno en Asturias, que nos explique tanto 茅l como el resto de los responsables a nivel local y regional ¿En qu茅 los invirtieron? En lugar de crear otro tipo de tejido industrial, alg煤n tipo de recurso alternativo al carb贸n que nos diera trabajo a todos, se han gastado todo el dinero en estupideces”.
Desprotegidos ante el Gobierno y desprotegidos ante sus propios l铆deres sindicales, a los mineros y trabajadores de las cuencas se les ha impuesto una situaci贸n en la que solo se divisa una disyuntiva ante la que no les queda m谩s alternativa que levantarse, luchar y exigir lo que les pertenece, rebelarse contra ambos elementos abusadores de su poder: Gobierno y sindicatos
“Habr铆a que preguntar a muchos mineros de Victorino, si los pobres se atreven a decirlo, cu谩ntas horas est谩n la mina, en qu茅 condiciones trabajan y cu谩nto cobran, porque una parte lo cobran en A y otra en B, bajo unas condiciones p茅simas y desde luego pasando m谩s de 40 horas semanales en la mina, las que les manden. Algunos van incluso enfermos a trabajar porque saben que Victorino les puede echar a la puta calle cuando quiera y como quiera. ¿Y ahora pretenden echarnos a todos y cerrar lo poco que nos queda? La violencia es de ellos hacia nosotros, no de nosotros hacia ellos. Nos est谩n obligando a rebelarnos. La sociedad tiene que despertar, tiene que moverse, tiene que ver que hoy est谩n desahuciando al paisano, pero ma帽ana puedes ser t煤, tiene que ver que no nos dan alternativa real de trabajo, cerrando esto no queda nada. ¿Hasta qu茅 punto estamos llegando?”
Hay mucha pol茅mica suelta ah铆 fuera, fruto de prejuicios o de ignorancia. Es cierto que algunos mineros, que se juegan la vida a diario, tienen un sueldo que supera el mileurismo. Sin embargo, los hay, y no son pocos, cuyas cuotas mensuales rozan los insuficientes 900 €. Respecto a las prejubilaciones, podemos decir lo mismo, dependen del puesto que alcanzaron a lo largo de su vida laboral, ya sea por azar o por amiguismo. La estrategia del Gobierno para ir reduciendo el n煤mero de trabajadores por pozo ha sido ofrecer sumas considerables para tentar a la prejubilaci贸n, aunque la segunda parte del convenio, en la que se obligaba a contratar a nuevos trabajadores en relaci贸n con los que se prejubilasen, no la hayan cumplido en absoluto. As铆, poco a poco, se han ido reduciendo las plantillas y cerrando pozos. Hay quien dice que ese fue el gran error, que nadie debi贸 aceptar ni una sola prejubilaci贸n sin asegurarse antes la contrataci贸n de otro trabajador.
“Nos compraron con unas prejubilaciones sin mostrarnos la letra peque帽a, no nos dijeron que con ellas deber铆amos mantener a nuestros hijos y nietos pues no tendr铆an futuro para entonces. La gente cree que luchamos por nosotros, pues no, nosotros estamos luchando por las generaciones que vienen detr谩s. Y mientras, todos los que organizaron esto se van de rositas. Los que realmente estafaron, los que realmente robaron, son de cuello blanco, no es el pueblo. Y encima est谩n criminalizando la protesta, est谩n criminalizando al chaval que se rebela ante esta situaci贸n, al chaval que ya no tiene d贸nde ir ni d贸nde comer. Porque aqu铆 hay un sector de entre 20 y 30 a帽os que lleva un mes en huelga mantenido por sus padres, los afortunados, otros no tienen donde caerse muertos si esto se cierra. ¿As铆 c贸mo va a poder vivir la gente? ¡Miles de parados sin tejido industrial! ¿de qu茅 vamos a vivir?”.
Represi贸n gubernamental y policial
Mientras que se redacta este art铆culo, varios mineros est谩n siendo detenidos por unos agentes de la Guardia Civil que han entrado, pistola en mano en una poblaci贸n de Le贸n, sin importarles que pudieran herir a ni帽os o ancianos en las calles. Tambi茅n en Asturias, en Pola de Lena, uno puede contemplar con inaudita facilidad im谩genes que recuerdan a los tiempos de guerra ¿Qui茅n dice que estos no son, para los mineros, momentos peores que los originados por una guerra? Los representantes sindicales, en lugar de dar la cara y responder los pol铆ticos siguen, puro en mano, calentando sus sillones. Mientras, mineros y polic铆a se enfrentan d铆a a d铆a en una lucha que parece no tener fin, al menos ning煤n final feliz.
Suena el tel茅fono, otro compa帽ero est谩 desaparecido desde ayer. Puede que haya sido detenido y trasladado al Cuartel General de la Guardia Civil en Oviedo. Al parecer se llevaron a seis personas, de los cuales, cuatro detenidos no eran ni siquiera mineros. Los antidisturbios entraron en el bar situado enfrente del Pozo Santiago y se llevaron a todos, entre ellos un pensionista que caminaba por la calle y no ten铆a nada que ver con el conflicto. Les acusan de alteraci贸n del orden p煤blico y atentado a la autoridad, a la espera de poder aplicar alguna ley antiterrorista y, escud谩ndose legalmente en ella, mantenerlos encerrados durante las pr贸ximas 72 horas.
“Es una verg眉enza. Detienen a paisanos indiscriminadamente. Si no consiguen cogernos a nosotros, cogen a cualquiera. Nos acusan de violentos cuando lo 煤nico que hacemos es defendernos. Nuestra lucha no es contra la polic铆a, ni contra la Guardia Civil ni contra los antidisturbios. Nuestra lucha es contra los pol铆ticos que est谩n acabando con nuestras vidas. S贸lo miran por ellos y nosotros les pagamos para que nos representen no para que nos roben. Pero es la historia de siempre, miran por sus intereses, no por nosotros, el pueblo. Nos condenan la vida y si luchamos nos arriesgamos a multas desorbitadas y a penas de c谩rcel. Es incre铆ble. El mundo al rev茅s. Ya estamos hartos, nadie nos hace caso. Ni siquiera la prensa, ¿para qu茅 crees que son los voladores? Si no hay voladores no tenemos ni un minuto en el telediario. Es as铆 de triste, s铆, pero es la realidad”.
Le miro y no puedo creer que de verdad est茅 diciendo eso. Pero una l谩grima lo confirma. Cierto es, resulta asombroso el doloroso silencio con el que la prensa espa帽ola est谩 hiriendo o ignorando, en el mejor de los casos, al conflicto minero. En ning煤n noticiario se muestran las im谩genes de las batallas campales que est谩n sufriendo cientos de ciudadanos a diario, s贸lo con voladores se conceden algunos segundos. En ning煤n peri贸dico se habla del fraude cometido con los fondos mineros y las subvenciones recibidas por las c煤pulas sindicales. En ning煤n sitio se comenta el tema de las jugosas subcontratas, uno de los m谩s preocupantes. Hay cientos de trabajadores bajo cualquier tipo de convenio, como el del metal, trabajando en minas para una serie de subcontratas que no les reconocen los derechos que tendr铆an si su contrato fuera el correspondiente a la miner铆a. Personas que sufren las mismas dificultades que sus compa帽eros mineros, pero cobrando la mitad o menos de lo que cobran que ellos. Mismos riesgos diferentes compensaciones.
“En Asturias tenemos un problema, los referentes sindicales que tuvimos, toda la gente que se parte el pecho, la gente que tiene ideales, est谩n apartados, son condenados por los mismos sindicatos. A m铆 cuando me preguntan ¿Est谩s en contra del sindicalismo? No, estoy a favor del sindicalismo. Sin el sindicalismo los ciudadanos, la clase obrera, no tenemos nada que hacer. El sindicato es el referente del pueblo. Pero estoy en contra de c贸mo act煤an los sindicatos actualmente, estoy en contra de la pol铆tica que ejercen, no pueden ofrecer paz social si antes no hay justicia social. Y esto lo olvidaron. Est谩n ejerciendo una agresi贸n social a las capas m谩s bajas”.
Agresi贸n ejercida por el Gobierno, por los propios sindicatos y por los “cuerpos de seguridad”. Al parecer hay varios agentes que se negaron a ejercer brutalidad contra los mineros ya que algunos miembros de sus propias familias lo son. Deber铆a ser sabido por TODOS NOSOTROS que en las barricadas no hay solo mineros, hay tambi茅n parados, estudiantes y j贸venes en situaci贸n de precariedad, padres de familia de cualquier otro sector, cuyos puestos de trabajo desaparecer谩n si Gobierno y sindicatos logran acabar con la miner铆a en Asturias. Sin embargo, la mayor铆a de agentes no miran m谩s all谩 de su porra y su casco, cientos con escopeta y escudo en mano que se adentran en poblaciones cuyo 煤nico ‘delito’ es apoyar la lucha de los mineros. Agentes que a diario hacen uso de una fuerza desproporcionada que desde luego no va incluida en su salario, al menos no en el que le pagamos los ciudadanos para protegernos, no para masacrarnos. Ya hay heridos y no solo por pelotas de goma y porrazos, sino sufriendo problemas respiratorios por los gases lacrim贸genos, incluidos ni帽os y ancianos.
¿En qu茅 clase de sociedad democr谩tica vivimos?
“El problema es que no tenemos ni pol铆ticos a la altura, ni sindicatos, ni empresarios a la altura. Ese es el problema de este pa铆s. Los pol铆ticos deber铆an bajar de sus altas esferas a pie de calle y mirar lo que hay a su alrededor. Cuando hablan de bajar los sueldos ¿por qu茅 no empiezan por ellos mismos? Se les ten铆a que caer la cara de verg眉enza. ¿Rescatando bancos que desahucian a miles de familias? Y despu茅s ¿ nosotros somos los criminales? Hasta ah铆 pod铆amos llegar. Pol铆ticos incapaces e ineficaces, desde la derecha hasta la izquierda. Los pol铆ticos tienen que rendir cuentas al pueblo, no a sus partidos. Con la que est谩 cayendo en Asturias, tenemos senadores del PP que est谩n votando en contra de la miner铆a, de lo poco que tenemos, van en contra de su propio pueblo. Pol铆ticos que prefieren traicionar a su propio pueblo por no traicionar al partido en el que militan, lo cual a m铆 me parece deleznable y me quedo corto. Porque lo que no puede ser uno es traidor a su tierra, jam谩s, bajo ning煤n concepto, con la tierra hay que morir”.
Pocos fueron los que le echaron valor y no apoyaron la decisi贸n del Gobierno de sustraer un 63% de las ayudas a la miner铆a. Tenemos el ejemplo del senador Juan Morano que, al no seguir las directrices de su partido y ser leal a sus principios, ha sido suspendido temporalmente de militancia por “deslealtad” hacia su partido, se le ha abierto un expediente y se enfrenta a una multa de 2.000 €. ¿脡ste es el pa铆s democr谩tico en el que vivimos?
¿Qu茅 intereses tiene el Gobierno para querer acabar con el carb贸n espa帽ol?
“Obviamente lo que sale rentable es producir muy barato y vender muy caro. Se produce en el ‘tercer’ mundo y se vende en el ‘primer’ mundo, eso es la rentabilidad econ贸mica para ellos. No hay pueblos pobres, hay pueblos explotados. A ver si empiezan a crear riqueza de la que tenemos y no a base de explotar a otros pa铆ses. La mafia del carb贸n en este pa铆s es tremenda, el blanqueo que se hizo con el carb贸n de fuera que era mucho m谩s barato, meti茅ndolo en las minas de aqu铆 para venderlo como carb贸n nacional y llevarse todas las subvenciones correspondientes, es una verg眉enza. Ten铆an que estar todos en la c谩rcel. Desde luego, el que no es culpable de esta situaci贸n es el minero”.
Su mujer le coge de la mano y se la aprieta. Sigue en silencio. 脡l la mira y baja la cabeza, ambos temen lo que se les viene encima.
“Como asturiano me siento traicionado, humillado. Cuando me dicen a m铆: ¿Por qu茅 luchas?, yo respondo: ¿pero c贸mo no voy a luchar?. Tengo que luchar, no por m铆, sino por lo que viene detr谩s. No es solo el carb贸n. No. Yo ahora mismo lucho por Asturias, por mi pueblo, por mi tierra. El conflicto del carb贸n es solo una parte. Asturias es el conjunto, Asturias es el parado la construcci贸n, el parado del metal, el parado del campo, el parado del sector naval. Asturias somos todos, una regi贸n entera. Queremos que se unifiquen todas las luchas, estar todos unidos para poder cambiar este sistema. Yo lucho por Asturias, y voy a luchar hasta que muera”.
Luchar hasta el final
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El movimiento minero en s铆 es el 煤ltimo referente de lucha de clases. La miner铆a es el 煤nico sector que es capaz de unirse y hacer un frente com煤n de lucha contra el poder del capital que les oprime por todas partes. Saben lo que cuesta luchar por alcanzar conquistas sociales, saben luchar por ello. Es su propia historia, generacional y cotidiana. Lo llevan en la sangre, una lucha reivindicativa que les corre por las venas endurecidas por el carb贸n.
“No nos deber铆amos conformar siquiera con la negociaci贸n que pretenden los sindicatos, no deber铆an robarnos un 60% de las ayudas, ni un 40% ni nada de nada. ¿Reclamar que no cierren minas? Al contrario, debemos luchar porque abran muchas m谩s, por unas condiciones de trabajo humanas, por el reparto de trabajo y reducci贸n de la jornada. Si lo consiguieron en la revoluci贸n industrial, si lo consiguieron en los 60 ¿c贸mo no lo vamos a conseguir nosotros ahora que tenemos m谩s medios para ello? No lo conseguiremos si nos creemos la propaganda que nos quieren meter, si nos quedamos en casa creyendo que aunque vayamos al parlamento de Asturias o al de Madrid no conseguiremos nada. No hombre no, hay que luchar, debemos luchar hasta el final”.
Me da la mano y a continuaci贸n un abrazo “No pongas mi nombre pero cuenta todo lo que te he dicho, debemos empezar a decir la verdad, que todo el mundo sepa lo que est谩 ocurriendo, lo que nos est谩n haciendo. Gracias por escucharme. Nos vemos en Madrid “.
El 11 de julio, miles de mineros, trabajadores de otros sectores y familias enteras estar谩n en Madrid para recibir a la Marcha Negra, que camina desde el 22 de junio procedente de diferentes puntos de Espa帽a. La manifestaci贸n culminar谩 frente al Ministerio de Industria, a la espera de recibir una respuesta que les permita volver a sus casas con un futuro digno ante el que no tengan que agachar la cabeza o dejarse vencer por la necesidad y el hambre.
Sin embargo, ahora es el turno del Gobierno: o toma medidas al respecto o ignora las exigencias de los ciudadanos a los que representa, ¿ser谩 capaz de rectificar y estar, por una vez, a la altura de las circunstancias?
*M. L贸pez para http://lamoscaroja.wordpress.com/