OPINI脫N de Ra煤l Wiener, Per煤.- A ra铆z de las dubitativas y no comprometidas declaraciones del Nobel Paul Krugman, seg煤n las cuales podr铆a entenderse que no hay problema si el Per煤 se empe帽a en seguir viviendo de sus recursos naturales colocados en el mercado exterior, que han sido celebradas por ministros del gobierno Humala (que supuestamente tiene un plan de industrializaci贸n) y por la gran prensa concentrada que propone para el pa铆s el modelo Conga, me ha asaltado una pregunta: a saber qu茅 tiene que ver toda esa discusi贸n de modelos y prioridades sectoriales con un conflicto tan agudo como el que estamos presenciando con los mineros artesanales, informales e ilegales en estos mismos momentos.
Curiosamente los que dicen que nuestro destino es minero y nada m谩s que minero, que imaginar una econom铆a de transformaci贸n, a煤n aquella que sirve para elevar el valor de los mismos recursos naturales extractivos est谩 dem谩s, cuando en el mercado internacional nos los pueden pagar directamente en estado bruto, se encuentran sobresaltados porque bajo ese mismo impulso decenas y centenas de miles de personas est谩n dedicadas a raspar la tierra a lo largo y ancho del pa铆s para extraer minerales, especialmente oro, que a trav茅s de una ruta compleja se transforman en exportaciones legales, con gran beneficio para los intermediarios sobre los productores.
Si uno lee a la prensa concentrada desprender谩 que lo que desea realmente es que el Estado reduzca de ser posible a cero las peque帽as miner铆as, muchas de las cuales existen hace tiempo asociadas a las comunidades, y otras que han crecido con los altos precios internacionales, y que los espacios donde se desenvuelven reviertan para su asignaci贸n a grandes empresas, principalmente extranjeras. Algo de eso estaba presente en la ley de persecuci贸n de la miner铆a ilegal que se lanz贸 en el per铆odo de Conga, para decir que ah铆 estaba el problema de la contaminaci贸n y el despojo al pa铆s, y que amalgamaba a los artesanales (que no usan maquinaria), con los informales (que no tienen t铆tulos saneados), con los ilegales o delincuenciales que hacen gran y mediana miner铆a fuera de la ley y los que articulan mafiosamente entre lo formal y lo informal.
Si el gobierno de Humala no ha podido avanzar demasiado en aplicaci贸n de sus propias normas y ha dado se帽ales equ铆vocas de declarar ilegales y delincuentes a los mismos que despu茅s llamaba a negociar, o de variar constantemente los plazos, debe ser por un doble motivo. Primero, porque este sector fue una de las brazos de su campa帽a y al presidente debe costarle asumir la visi贸n que sus tecn贸cratas le han impuesto. La mirada de miles movilizados en un mont贸n de regiones debe asustarlo sobremanera. La segunda, porque la norma ciega de la etapa del gabinete Vald茅s, pretende ignorar que esta peque帽a miner铆a va a existir mientras no haya otra cosa en que trabajar y ganar decentemente. Por eso al final tienen que negociar con ella.