•elmercuriodigital ▫ Jorge Zavaleta Alegre.-
La globalización de las relaciones humanas en el siglo XXI motiva la revisión de la historia de América con respecto al Viejo Mundo y a otras regiones del planeta. Nos permite apreciar mejor cuan trascendente han sido los movimientos migratorios en la configuración de las democracias y /o la multiplicación de focos de violencia que hoy preocupan a todos.
La reflexión viene a propósito de la investigación sobre la cultura flamenca en Sudamérica colonial, del economista, profesor y regidor municipal de Lima, Eduardo Dargent Chamot.
La presencia flamenca en esta parte de América fue mínima en términos cuantitativos. Desde lo cualitativo la contribución de los hijos de Flandes resultó decisiva en los diversos campos que se desempeñaron durante tres siglos de la presencia española en América.
Flandes es una de las tres regiones de Bélgica actual, que limita con Francia, Mar del Norte, Países Bajos y con Valonia. Durante la Baja Edad Media, las ciudades comerciantes (Gante, Brujas e Ypres) hicieron de Flandes una de las regiones más urbanizadas de Europa, tejiendo lana de las tierras vecinas, fabricando tejidos tanto para uso doméstico como para la exportación. En 1526, Francisco I de Francia cedió el condado de Flandes a Carlos I por el tratado de Madrid.
Bruselas, cosmopolita y a la vez tradicional, actualmente combina su condición de sede de la Comisión Europea y otras instituciones de la Unión Europea (UE), así como de otros organismos internacionales. La región de Flandes cuenta con 300 municipios divididos entre 5 provincias: Amberes, Brabante Flamenco, Flandes Occidental, Flandes Oriental y Limburgo.
Flandes concentra la mayor parte de la riqueza nacional de Bélgica, con la mayor tasa de exportación per cápita en el mundo y cuenta con más de la mitad de la población total belga.
Iglesia de la Compañía (Cusco) |
Los flamencos, apreciados desde las profesiones, oficios y labores, se desarrollaron en territorios sudamericanos entre los siglos XVI y XVIII. Los flamencos llegaron a ocupar lugar importante en los puertos de Sevilla y Cádiz, dedicados al comercio con las Indias.
Conquistadores, marineros y corsarios, jueces, alcaides, gobernadores y virreyes, misioneros, profesores y artistas, inquisidores, artesanos y mercaderes, así como cirujanos, mineros, editores y confeccionistas, sirvieron en múltiples lugares de América, participando en la construcción de la identidad hispánica-americana.
La proyección flamenca en la cultura sudamericana procede de frailes ilustrados que seleccionaron los Habsburgo, de formación germánica y humanista, incluyendo pequeños poblados de nativos.
El aporte de Diego de la Puente a la pintura peruana fue la introducción del “tenebrismo”, un estilo que resaltaba las figuras humanas en colores claros con los fondos oscuros, cuyas obras permanecen en lugares como Juli, Trujillo, La Paz, Santiago de Chile y el Cusco.
Rodrigo de Sas, otro pintor flamenco, dejó obras suyas en Córdova de Tucumán, Santiago del Estero y Potosí.
El jesuita Jean Raymond Connick fue el primer profesor de matemáticas de la Universidad Mayor de San Marcos, autor de los planos para las murallas de Lima.
Las misiones jesuíticas del Paraguay fueron centros de avances notables en la música y la imprenta en la Sudamérica española.
Los artistas y artesanos de Flandes destacaron en diferentes campos. Juan de Bruselas, fabricante del primer sello oficial de Lima o el jesuita Egidino, constructor de la iglesia más bella del Cusco. Músicos como Louis Vaisseau, ayudó a las misiones del Paraguay enseñando música a los alumnos más aplicados.
En suma, el flamenco fue el pueblo europeo no ibérico que durante la conquista y el virreinato contribuyó más al desarrollo de la América del Sur española, demostrando ventajas y aportes de los migrantes en la propagación del humanismo, del comercio y la industria.