Vlaminck, el fovista olvidado
•elmercuriodigital ▫ María Carolina Piña. Radio Francia.- El Taller Grognard de la ciudad de Rueil-Malmaison presenta una retrospectiva sobre este prolífico artista, uno de los máximos representantes del fauvismo."El restaurante de la Máquina en Bougival"", 1905 © Paris/ADAGP Paris 2015, photo, RMN Grand Palais/Hervé Lewandow |
Entre los pintores fovistas, había los salvajes y otros más salvajes aún. Ese sería quizás el caso de Maurice de Vlaminck. Este pintor, uno de los menos conocidos de este grupo de "escandalosos" artistas que formaron Matisse o Gaugin, es objeto de una nutrida retrospectiva organizada en el Taller Grognard de Rueil-Malmaison, muy cerca de París. Allí se exponen más de 80 cuadros, así como dibujos, cerámicas y libros ilustrados que dan testimonio del temperamento virulento y rebelde de Maurice de Vlaminck.
“Vlaminck solía decir: ‘la pintura es como la cocina; no se explica, se saborea’. Era un artista que pintaba para sí mismo, no ponía títulos, ni fechas a sus obras. Se ponía a pintar cuando sentía que lo embargaba una gran emoción, un sentimiento o una sensación. Era un hombre libre, anticonformista, así que le importaban muy poco las críticas. Lo que le interesaba era expresar sus sentimientos de la manera más auténtica”, explicó a RFI la historiadora Véronique Alemany, responsable de esta muestra.
"Autorretrato", 1911, Maurice de Vlaminck.
© Paris/ADAGP Paris 2015
Maurice de Vlaminck vivió casi 12 años con su primera esposa en la tranquila Rueil-Malmaison. En ese momento, adhirió al fovismo y al cubismo, pero sobre todo encontró una forma de expresión muy personal. Cada cuadro es un exutorio, la manifestación más honesta de su ímpetu y rebeldía.
"Autorretrato", 1911, Maurice de Vlaminck. © Paris/ADAGP Paris 2015 |
« Vlaminck y su amigo Derain comenzaron a trabajar los colores puros desde el año 1900. Eran pintores que se expresaban de forma muy salvaje a través de la pintura y sin preocuparse de las convenciones o de las modas. Se consideraban revolucionarios y anarquistas. Vlaminck lo explicó muy bien al decir que sin la pintura no habría podido expresar su violencia interna y su rebeldía contra el mundo”, agregó Alemany.
La tristeza e indignación de Vlaminck en el período de la postguerra se manifestó en lienzos sombríos, donde el pintor quiso revelar toda la crueldad y estupidez del hombre. Tras la guerra, el pintor decidió retirarse lejos del mundo urbano, rechazó las corrientes artísticas, se convirtió en un disidente y rechazado. Sin embargo, la retrospectiva en el Atelier Grognard de Rueil-Mailmaison busca rehabilitar a este prolífico artista.
Maurice de Vlaminck y su amigo, el poeta Guillaume Apollinaire, fueron de los primeros que se interesaron en el arte primitivo. Vlaminck fue también ciclista y violinista virtuoso. Su talento creativo se plasmó en unas 6.000 pinturas y dibujos y 26 libros. También fue un talentoso ceramista, grabador y escultor.