OPINI脫N de Adri谩n Mac Liman.- A Barack Hussein Obama, cuadrag茅simo cuarto presidente de los Estados Unidos, se le recordar谩… ¿por? Hay quien estima que el segundo y 煤ltimo mandato del actual inquilino de la Casa Blanca ha pasado el Ecuador con m谩s sombras que luces. El Presidente busca desesperadamente el equilibrio entre sus derrotas y sus victorias para poder dejar huella en la historia norteamericana.
Obama empez贸 su carrera a la Presidencia de los Estados Unidos con un persuasivo Yes, we can (S铆, podemos). Una frase que llenaba de optimismo a los ciudadanos de un pa铆s humillado por los ataques del 11 de septiembre, una gigantesca operaci贸n castigo contra el r茅gimen talib谩n de Kabul, que acab贸 en un atolladero, el fracaso de la intervenci贸n armada de Irak, que engendr贸 nuevos semblantes del radicalismo isl谩mico. Yes, we can… Norteam茅rica estaba deseosa de olvidar el sombr铆o pasado. Sus pobladores apostaron, por vez primera, por un candidato afroamericano.
Apenas un a帽o despu茅s de su llegada a la Casa Blanca, el ex senador dem贸crata por Illinois fue galardonado con el Premio Nobel por la Paz, por sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperaci贸n entre los pueblos y su visi贸n de un mundo sin armas nucleares. Algunos polit贸logos no dudaron en tildar de precipitada la decisi贸n del Comit茅 Nobel noruego. En efecto, durante la presidencia de Obama los conflictos internacionales se multiplicaron. Las turbulencias pusieron de manifiesto la fragilidad del hasta entonces incontestable poder铆o de los Estados Unidos. Seis a帽os despu茅s de aquel convincente Yes, we can, algunos analistas pol铆ticos se dedican a poner en entredicho la gesti贸n del Presidente.
A la hora de evaluar los 茅xitos y los fracasos de la pol铆tica de Obama, los medios de comunicaci贸n procuran hacer hincapi茅 en los aspectos positivos de 茅sta: el acuerdo nuclear con Ir谩n, que pretende evitar la proliferaci贸n de armas at贸micas en una de las regiones m谩s inestables del planeta y la normalizaci贸n de las relaciones con Cuba, interrumpidas desde la d茅cada de los 60, p铆rrica victoria del imperialismo yanqui sobre el socialismo revolucionario castrista.
En ambos casos, conviene estudiar con detenimiento el alcance de las medidas. El acuerdo nuclear con Ir谩n tendr谩 que contar con el visto bueno, y probable supervisi贸n, de las C谩maras, controladas por mayor铆as republicanas hostiles a la acci贸n exterior del Presidente y propensas a hacer suya la argumentaci贸n belicosa de los halcones de Tel Aviv. ¿Sobrevivir谩 el acuerdo nuclear? Los dinamiteros de Washington y de Teher谩n har谩n todo lo que est茅 en su poder para precipitar el naufragio.
La normalizaci贸n de las relaciones Estados Unido – Cuba ha tenido un gran impacto a nivel continental. Sin embargo, sus detractores aseguran que se trata de un mero intento de aislar al llamado grupo de pa铆ses bolivarianos – Venezuela, Ecuador, Bolivia, ¿Argentina? – cuyos gobernantes apuestan por la fuerte presencia rusa y china en el hemisferio Sur. Ficticia o real, la amenaza se ha convertido en la pesadilla de Washington.
Por su parte, los detractores del Presidente, que son legi贸n, prefieren destacar los errores cometidos por Barack Obama desde su llegada a la Casa Blanca. Aluden al fracaso de las mal llamadas Primaveras 谩rabes, el derrocamiento de Gadafi y el caos que se apoder贸 de Libia tras la intervenci贸n de la OTAN, la ca铆da de Hosni Mubarak, que dej贸 v铆a libre al Gobierno liderado por los Hermanos Musulmanes, la crisis diplom谩tica con Israel, el fiel aliado de Washington en la zona, el enfriamiento d las relaciones con Arabia Saudita, el otro incondicional de la pol铆tica estadounidense, la incapacidad de apreciar en su justo valor el poder铆o y, por consiguiente, el peligro del Estado Isl谩mico, el abandono prematuro de Irak y Afganist谩n, la incomprensible permisividad frente al talente poco democr谩tico del Presidente turco Erdo臒an…
Para Daniel Pipes, polit贸logo republicano que defendi贸 en su momento la pol铆tica exterior de George W. Bush, la doctrina de Obama se resume en pocas palabras: buenas relaciones con los enemigos de los Estados Unidos y fr铆as con sus aliados.
Queda otra inc贸gnita: la postura de Barack Obama ante un posible enfrentamiento con Rusia en el conflicto armado de Ucrania. En este caso concreto, las mayores reticencias provienen de las capitales europeas: Par铆s y Berl铆n. Los gobernantes del Viejo Continente prefieren la soluci贸n diplom谩tica.
Adri谩n Mac Liman
Analista pol铆tico internacional
Twitter: @AdrianMacLiman