El pensamiento virreinal aún vigente en gran parte de América no incorporó los elementos claves de la organización que encontró en esta parte del mundo, basado en la redistribución y la reciprocidad que, sin embargo, se mantuvieron vigentes entre la población indígena.
Los tributos fueron cobrados inicialmente a través de los encomenderos (época durante la cual predominó el cobro en especies), pero a partir de 1565 esta función recaudadora la realizaron los corregidores de indios, que en el siglo XVIII fueron sustituidos por los intendentes.
LA NOSTALGIA ESCONDIDA
En Lima, en el distrito de Barranco, en las Casuarinas de Surco o una playa a 100 km de la capital, el espacio está dividido por un tajo violento, al igual que otras zonas del país, donde quedan claros indicios de la escasez mental. Pocas casonas virreinales son como albergues exclusivos de los dueños del Perú, para que en los meses de verano bajaran cómodamente al mar Pacífico para disfrutar del singular clima que caracteriza a América Latina.
Visitando el Barranco Virreinal, permite revivir la teoría del determinismo geográfico y la estrecha relación con el neoliberalismo. Era un espacio donde se cultivaba la cultura, especialmente, la pintura y conciertos de música clásica, la exposición de fina platería, siguiendo el patrón de la vieja Europa.
En un museo cuya fachada tiene la réplica del Gran Templo de Atenas, era un espacio distante de los trabajadores agrícolas y pescadores que vivían en las áreas marginales, distantes del paisaje marino.
Una especialista en museografía, con estudios en EEUU, encargada de promover el Museo Osma de Barranco, recordó, en un seminario alentado por la Biblioteca Nacional, que una encuesta para conocer el por qué el ciudadano común no visitaba este museo, recordó que una niña que pasaba por la puerta de esta arquitectura, acompañada de su madre, le preguntó ¿qué había en ese espacio semi cerrado? Y la madre, no tardó en responderle, “ es un cementerio, según dice la gente”
EL ARTE Y LA CIENCIA
En este mes de Julio, Gladys Loayza Morales expone en el parque de Barranco su obra, su pintura, ante una población de diversos distritos de Lima, a unos cuantos pasos del Museo de la electricidad de Electro Perú, un recinto de alto voltaje, que se propone unir la historia de la ciencia y tecnología con todas las artes, con la clara filosofía que la separación de estas disciplinas hacen mucho daño en la formación del niño y de la ciudadanía, Sin duda es un tema mayor, que merece más difusión y compromiso del Estado y la sociedad civil.
Esta dualidad entre el Arte y el Estado aleja la posibilidad de soñar, de construir una convivencia como el mar Pacífico, que baña el litoral y atrae cada día a más pobladores rurales, porque los Andes se van despoblando, y donde los programas sociales son una estructura para distraer recursos públicos en iniciativas que encubren la indiferencia o la sustracción legalizada de fondos del Estado, salvo algunas iniciativas vigiladas por líderes populares.
Por eso mismo, el paisaje de Barranco, para artistas plásticos como Gladys Loayza le “inspira recrearla con mucho color. Y en su rica trayectoria, de casi dos décadas, recuerda su participación en “presencia de vida”, organizada por Word Trade Centre de Yakarta, Indonesia y la noche de arte en la residencia de la embajada Estados Unidos en Lima, entre centenas de muestras.
Diversos autores, especialmente mujeres, como Ana María Rocchietti, Licenciada en Ciencias Antropológicas y Ciencias de la Educación en la Universidad de Buenos Aires, explica con claridad que las sociedades latinoamericanas se constituyen sobre la base material de un desarrollo desigual en que la distribución de la pobreza y la marginalidad se combina con la identidad étnica.
LA MARCA DE LA POBREZA
Es así que la pobreza pone su marca específica en las formaciones culturales del continente, otorgando un carácter histórico-concreto a la articulación entre cultura dominante de identificación, cultura popular y cultura de la pobreza. Cómo se atreve el Banco Mundial que fue creado para reconstruir Europa después de la segunda guerra, afirme que la clase media ha aumentado en más del 50%, cuando la economía informal bordea el 90%, la salud es una quimera, la educación es un asalto al bolsillo de las familias y los capitales terminan en paraísos fiscales.
Cultura y pobreza se alojan en el punto preciso donde convergen estructura (sobre determinación) e Historia (acontecimiento), teoría y práctica. Por eso la indispensable necesidad de alentar el desarrollo como herramienta inseparable de la liberación. El horizonte social y significativo que denominamos cultura es una configuración de “verdades”, no solamente en sentido subjetivo.
En su interior se enuncia, se cree y se siente, pero sobre todo se imagina el mundo, bajo un criterio de verdad y de interpretación cuya fundamentación es la costumbre. En sí misma, la adjudicación de sentido a las cosas es un juicio de ajuste entre realidad y concepto