Jorge Zavaleta Alegre.- El absolutismo del libre mercado ha creado un mundo de infelicidad. Desde el 29 de Octubre de 1989 que cay贸 el Muro de Berl铆n, el planeta Tierra se aproxima cada vez m谩s a los abismos, como es el caso de los EEUU, donde el Partido Dem贸crata, siguiendo la tradici贸n puede reencontrarse con la raz贸n, pero el Republicano, apuesta ahora a una aventura, a la desesperaci贸n, para “evitar” el descalabro.
El ultra liberalismo, con presencia delincuencial, defiende al candidato Donald Trump. El NY Times, principal vocero de la “libertad econ贸mica”, ironiza el liderazgo republicano:
“¿Qui茅n necesita experiencia para ser presidente? Es verdad que Donald Trump tendr铆a menos experiencia en el servicio p煤blico que cualquier presidente en la historia estadounidense, pero el conocimiento no sirve. Quiz谩 el partido Know-Nothing en el siglo XIX captur贸 ese esp铆ritu en su nombre…y Trump es la apoteosis de no saber nada. En mi carrera period铆stica, jam谩s he conocido a un candidato nacional tan desinformado, evasivo o pueril como Donald Trump. “¡Probemos la puerilidad para variar! ¿Qu茅 podr铆a salir mal?”
Los fan谩ticos no creen en las necesidades insatisfechas de la humanidad. Han traicionado al padre de la Econom铆a Pol铆tica, Adam Smith (1723-1790), pretendiendo ignorar que la riqueza procede del trabajo de la naci贸n, es decir la primac铆a de los sentimientos morales, como sustento de la Riqueza de las Naciones.
MIGRANTES
EEUU es un pa铆s de migrantes. Actualmente, la segunda mayor铆a la representan los hispanos. Son m谩s de 55 millones los que ahora viven en este “tierra de oportunidades”. Seg煤n las encuestas el 12% est谩 habilitado para elegir a Hillary Clinton o a Donald Trump, aunque es muy baja la participaci贸n de la comunidad latina en las 谩nforas. El c谩lculo es que cualquier candidato necesita algo m谩s del 40% del voto latino para vencer. Obama en 2012 obtuvo el 71% de los votos hispanos, frente al 27% de su rival republicano, Mitt Romney.
El migrante latinoamericano forma parte de un alto porcentaje de indocumentados, con una ausencia de civismo y que oculta simpat铆a con el candidato republicano, sin贸nimo de Fujimori, Pinochet o Videla o cuanto delincuente que ya falleci贸 o vive en alguna playa o isla del Caribe o en un para铆so fiscal.
No es casual que muchos latinos critican, desde la lejan铆a, a las gestiones de Nicol谩s Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Dilma Rousseff en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Cristina Fern谩ndez en Argentina y 煤ltimamente a Jos茅 Mujica y su esposa, personajes que la Historia sabr谩 reconocer. Y callan conductas delictivas de una serie de gobernantes que han sido fieles al catecismo del capital extranjero. Jueces y expresidentes en pa铆ses libres, podr铆an fortalecer la democracia. Pero este ideal est谩 cada vez m谩s lejos, muy lejos.
Un poco de historia. No olvidemos que en el surgimiento de los EEUU, el imperativo de la igualdad afect贸 las relaciones de las 13 colonias originarias con la madre patria, Inglaterra. La Declaraci贸n de Independencia proclam贸 en 1776 que todos los hombres han sido creados iguales y todos tienen derecho a “la Vida, la Libertad y la B煤squeda de la Felicidad”.
Esa Declaraci贸n de la Independencia y m谩s tarde la Constituci贸n-seg煤n documentos oficiales del Departamento de Estado de los EEUU- conjugaron la experiencia colonial de Norteam茅rica con el pensamiento pol铆tico de fil贸sofos como el ingl茅s John Locke, para crear el concepto de una rep煤blica democr谩tica.
Hoy en d铆a, la maquinaria ultra liberal, lubricada con el petr贸leo del tercer y cuarto mundo, en manos de oligopolios, se propone desacreditar cualquier iniciativa que postula por una econom铆a social de mercado, o algo semejante. Se rechaza cualquier de intento org谩nico que busque un Estado moderno, eficiente, comprometido con las causas de todos los habitantes de una naci贸n.
Directamente o en forma subliminal toda la prensa monop贸lica que maneja la riqueza de las naciones, en alianza con administraciones corruptas, cuestionan a los l铆deres sociales que intentan salvar a sus pa铆ses de la marginalidad de las mayor铆as.
Se olvida que casi todas las crisis de los 煤ltimos 15 a帽os tienen su origen en un tipo de locura. La invasi贸n a Irak, que la izquierda prefiere recordar como un conjuro neoconservador, en realidad fue obra de un consenso intervencionista de dos partidos, con gran apoyo de George W. Bush, pero al que tambi茅n se adhiri贸 una gran proporci贸n de personas de centro izquierda, como Tony Blair y m谩s de la mitad de los dem贸cratas del senado en Washington.
Lo mismo ocurri贸 con la crisis financiera: sin importar si consideramos que la falta de regulaci贸n de los servicios financieros o la optimista pol铆tica de vivienda (o ambas) fueron responsables, ambas alas del establecimiento pol铆tico aceptaron las pol铆ticas que contribuyeron a inflar y reventar la burbuja.
RIQUEZA Y DINERO
De acuerdo con un estudio de la Corporate Library, el ingreso medio total, incluyendo salarios, extras, participaciones y opciones sobre acciones, de los presidentes de las 500 compa帽铆as incluidas en el 铆ndice Standard&Poors (S&P) fue de 3,65 millones de d贸lares en 2002.
Sports Illustrated calcula que el salario medio de un jugador de la NBA durante la temporada 2002-03 fue de 4,54 millones y el de un jugador de las ligas mayores de b茅isbol al inicio de la temporada 2003 era de 2,56 millones. Seg煤n la Oficina de Estad铆sticas Laborales, el salario anual medio en EE.UU. en 2002 fue de 35.560 d贸lares.
Diversas opiniones de Cambio16 y Diario 16 de Madrid, medios con mayor independencia y libertad, explican a sus lectores que de hecho, la riqueza no es el dinero. Los enemigos de la modernidad, de aquellos gobiernos que intentan fortalecer valores como la salud, educaci贸n y tecnolog铆a intermedia para evitar un brusco desplazamiento de la poblaci贸n en edad de trabajar, son mirados como ajenos a la teor铆a y la pr谩ctica de los valores de la modernidad. El dinero, que ahora circula por las grandes redes invisibles, es traducido en riqueza para pocos y esta apropiaci贸n no es desarrollo. Los grandes edificios, centros comerciales, agencias de turismo, bancos no tienen accionistas de los sectores populares. Los muros y vallas de fierro que rodean a los barrios y playas exclusivos no son desarrollo. Crecimiento del Producto Bruto Interno, no es sin贸nimo de bienestar para el creciente ej茅rcito de asalariados.
El ultra liberalismo, con presencia delincuencial, defiende al candidato Donald Trump. El NY Times, principal vocero de la “libertad econ贸mica”, ironiza el liderazgo republicano:
“¿Qui茅n necesita experiencia para ser presidente? Es verdad que Donald Trump tendr铆a menos experiencia en el servicio p煤blico que cualquier presidente en la historia estadounidense, pero el conocimiento no sirve. Quiz谩 el partido Know-Nothing en el siglo XIX captur贸 ese esp铆ritu en su nombre…y Trump es la apoteosis de no saber nada. En mi carrera period铆stica, jam谩s he conocido a un candidato nacional tan desinformado, evasivo o pueril como Donald Trump. “¡Probemos la puerilidad para variar! ¿Qu茅 podr铆a salir mal?”
Los fan谩ticos no creen en las necesidades insatisfechas de la humanidad. Han traicionado al padre de la Econom铆a Pol铆tica, Adam Smith (1723-1790), pretendiendo ignorar que la riqueza procede del trabajo de la naci贸n, es decir la primac铆a de los sentimientos morales, como sustento de la Riqueza de las Naciones.
MIGRANTES
EEUU es un pa铆s de migrantes. Actualmente, la segunda mayor铆a la representan los hispanos. Son m谩s de 55 millones los que ahora viven en este “tierra de oportunidades”. Seg煤n las encuestas el 12% est谩 habilitado para elegir a Hillary Clinton o a Donald Trump, aunque es muy baja la participaci贸n de la comunidad latina en las 谩nforas. El c谩lculo es que cualquier candidato necesita algo m谩s del 40% del voto latino para vencer. Obama en 2012 obtuvo el 71% de los votos hispanos, frente al 27% de su rival republicano, Mitt Romney.
El migrante latinoamericano forma parte de un alto porcentaje de indocumentados, con una ausencia de civismo y que oculta simpat铆a con el candidato republicano, sin贸nimo de Fujimori, Pinochet o Videla o cuanto delincuente que ya falleci贸 o vive en alguna playa o isla del Caribe o en un para铆so fiscal.
No es casual que muchos latinos critican, desde la lejan铆a, a las gestiones de Nicol谩s Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Dilma Rousseff en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Cristina Fern谩ndez en Argentina y 煤ltimamente a Jos茅 Mujica y su esposa, personajes que la Historia sabr谩 reconocer. Y callan conductas delictivas de una serie de gobernantes que han sido fieles al catecismo del capital extranjero. Jueces y expresidentes en pa铆ses libres, podr铆an fortalecer la democracia. Pero este ideal est谩 cada vez m谩s lejos, muy lejos.
Un poco de historia. No olvidemos que en el surgimiento de los EEUU, el imperativo de la igualdad afect贸 las relaciones de las 13 colonias originarias con la madre patria, Inglaterra. La Declaraci贸n de Independencia proclam贸 en 1776 que todos los hombres han sido creados iguales y todos tienen derecho a “la Vida, la Libertad y la B煤squeda de la Felicidad”.
Esa Declaraci贸n de la Independencia y m谩s tarde la Constituci贸n-seg煤n documentos oficiales del Departamento de Estado de los EEUU- conjugaron la experiencia colonial de Norteam茅rica con el pensamiento pol铆tico de fil贸sofos como el ingl茅s John Locke, para crear el concepto de una rep煤blica democr谩tica.
Hoy en d铆a, la maquinaria ultra liberal, lubricada con el petr贸leo del tercer y cuarto mundo, en manos de oligopolios, se propone desacreditar cualquier iniciativa que postula por una econom铆a social de mercado, o algo semejante. Se rechaza cualquier de intento org谩nico que busque un Estado moderno, eficiente, comprometido con las causas de todos los habitantes de una naci贸n.
Directamente o en forma subliminal toda la prensa monop贸lica que maneja la riqueza de las naciones, en alianza con administraciones corruptas, cuestionan a los l铆deres sociales que intentan salvar a sus pa铆ses de la marginalidad de las mayor铆as.
Se olvida que casi todas las crisis de los 煤ltimos 15 a帽os tienen su origen en un tipo de locura. La invasi贸n a Irak, que la izquierda prefiere recordar como un conjuro neoconservador, en realidad fue obra de un consenso intervencionista de dos partidos, con gran apoyo de George W. Bush, pero al que tambi茅n se adhiri贸 una gran proporci贸n de personas de centro izquierda, como Tony Blair y m谩s de la mitad de los dem贸cratas del senado en Washington.
Lo mismo ocurri贸 con la crisis financiera: sin importar si consideramos que la falta de regulaci贸n de los servicios financieros o la optimista pol铆tica de vivienda (o ambas) fueron responsables, ambas alas del establecimiento pol铆tico aceptaron las pol铆ticas que contribuyeron a inflar y reventar la burbuja.
RIQUEZA Y DINERO
De acuerdo con un estudio de la Corporate Library, el ingreso medio total, incluyendo salarios, extras, participaciones y opciones sobre acciones, de los presidentes de las 500 compa帽铆as incluidas en el 铆ndice Standard&Poors (S&P) fue de 3,65 millones de d贸lares en 2002.
Sports Illustrated calcula que el salario medio de un jugador de la NBA durante la temporada 2002-03 fue de 4,54 millones y el de un jugador de las ligas mayores de b茅isbol al inicio de la temporada 2003 era de 2,56 millones. Seg煤n la Oficina de Estad铆sticas Laborales, el salario anual medio en EE.UU. en 2002 fue de 35.560 d贸lares.
Diversas opiniones de Cambio16 y Diario 16 de Madrid, medios con mayor independencia y libertad, explican a sus lectores que de hecho, la riqueza no es el dinero. Los enemigos de la modernidad, de aquellos gobiernos que intentan fortalecer valores como la salud, educaci贸n y tecnolog铆a intermedia para evitar un brusco desplazamiento de la poblaci贸n en edad de trabajar, son mirados como ajenos a la teor铆a y la pr谩ctica de los valores de la modernidad. El dinero, que ahora circula por las grandes redes invisibles, es traducido en riqueza para pocos y esta apropiaci贸n no es desarrollo. Los grandes edificios, centros comerciales, agencias de turismo, bancos no tienen accionistas de los sectores populares. Los muros y vallas de fierro que rodean a los barrios y playas exclusivos no son desarrollo. Crecimiento del Producto Bruto Interno, no es sin贸nimo de bienestar para el creciente ej茅rcito de asalariados.