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Instalado dictadura

OPINIÓN de Ana Cuevas Pascual.- Entre las docenas de chistes y memes que circulan estos días por la red, sobre las medidas que se están tomando para impedir el referéndum catalán, he leído algunos que me parecen geniales. Por ejemplo uno que sugiere a los organizadores que escondan las papeletas para votar... en las cunetas porque allí nunca miran. Humor negro, esperpéntico, como no podía ser de otra manera dada la situación valleinclanesca que atravesamos, ¡y cuándo no! los carpetovetones. Pero declarar un estado de excepción en Cataluña no tiene ninguna gracia.


Como no la tiene detener concejales preventivamente o que se vulnere el derecho a las comunicaciones, la información y la reunión pacífica entre ciudadanos sin autorización judicial. Aquí pisamos democracia. Y oiga, mire, al margen de la nula empatía que tengo con los movimientos independentistas sospecho que, si el gobierno español actúa con la delicadeza de un elefante en una cacharrería, no lo hace guiado por salvaguardar la unidad de España. A mi me huele que se erigen garantes anti-separatistas para que, mientras se agarran al pendón con patriotil vehemencia, nadie se fije en el muladar de corrupción que se les escurre escatológicamente por las perneras. Pero seguro que son cosas mías. Que soy muy mala.

Aunque no hace falta ser un reputado conocedor del comportamiento humano para entender que, semejante despliegue de torpeza y autoritarismo, es una fábrica de independentistas. Los últimos acontecimientos así lo demuestran. La reacción ante los registros, detenciones e imputaciones masivas ha sido instantánea. Una gran parte de la ciudadanía catalana, no solo la independentista, ha salido a la calle a mostrar su indignación. Pero es que además se ha creado un efecto rebote y una oleada de solidaridad ha recorrido todos los confines de la península, sin olvidar a Baleares y Canarias. Plataformas ciudadanas y diferentes organizaciones de toda España han convocado ya numerosas movilizaciones en ciudades y municipios en defensa del derecho a decidir de los catalanes.

Ya hay más de cuarenta confirmadas y el número de convocatorias no para de crecer. Y no es que nos haya entrado a todos una fiebre separatista, ¿o puede que sí?

Porque una respuesta tan plural e inmediata solo tiene una explicación: La percepción general de que el estado de derecho está en peligro dentro y fuera de Cataluña. Y eso es algo, esa excepcionalidad que hace 38 años que no se repetía, de lo que los demócratas de todos los territorios queremos separarnos definitivamente. No se si me explico. De lo que queremos distanciarnos es de ese periodo oscuro llamado dictadura y de la falta de derechos y libertades que acarreaba. Si el estado español quisiera resolver esta crisis tiene mecanismos dentro de la Constitución para hacerlo sin tener que anular la autonomía de ninguna comunidad. Pero sobre todo, Marianico y sus mariachis, deberían probar a usar el diálogo. A pesar de lo que opinan algunos suele dar mejor resultado que la represión. Lo digo porque, de seguir por esa linde, se va a querer emancipar hasta Murcia.

Y lo dejo ahí, que ya estamos calentitos todos con el tema, pretendiendo sacar una sonrisa con otro tuit, mucho y muy español (por lo del cachondeíto que le ponemos a todo por muy grueso que sea el tema):

"El partido fundado por franquistas que hicieron la guerra por la paz, ahora detienen políticos por la democracia".

Igual no tiene tanta gracia. En cualquier caso ,algo me dice que Rajoy no tendrá un caganer en su belén estas Navidades. Quizás puedan sustituirlo Guindos o Montoro. Aunque la sola idea, más que risa, da miedo.















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