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A pocos días del 1M, Dia Internacional de los Trabajadores

Carlos Luna Arvelo

Antes, considerando este adverbio de tiempo en su máxima extensión, los trabajadores tenían grandes expectativas cuando se avecinaba el 1 de mayo. En torno a esta fecha, era tradición que se anunciaran los correspondientes incrementos de salarios de los trabajadores.  

Esta tradición se correspondía con que el 1 de mayo se celebra el Dia Internacional de los Trabajadores. Así que no podía haber un momento mas propicio durante el año que ese día para que como una justa manera de ofrendar a los trabajadores se hicieran públicos los anuncios relacionados con la mejora de salarios, así como de otras políticas que podrían favorecer a los trabajadores y a su clase.



Así en buena parte de los países, con la respectiva exclusión de los Estados Unidos, donde este día no se celebra, es costumbre que los trabajadores se movilicen y se manifiesten, bien sea para celebrar los anuncios esperados y/o para demandarle a los empleadores mejoras y reivindicaciones. En nuestro país, en los tiempos de Chávez, esta tradición se mantuvo, aunque es preciso recordar que se llegaron a anunciar incrementos de salarios a principios de año, e incluso en otras épocas distintas al 1 de mayo.

Al día de hoy cuando ya no existe “salario mínimo” y ni siquiera hay certezas de la existencia del concepto mismo de salario (los salarios son simbólicos), porque los bonos lo han sustituido, qué decirles de expectativas de los trabajadores de que haya aumentos de salarios este 1 de mayo.

Algunos apuestan a que se incremente el llamado “ingreso mínimo mensual”, que no son otra cosa que la suma de los bonos que desde hace más de 3 años vinieron a usurpar el “salario mínimo” en detrimento de los trabajadores y sus familias.

En el medio de una economía condicionada por las sanciones, distorsionada por el dólar y sus alcistas tipos de cambio, derivada de la pugnacidad política por el poder entre pitiyanquis y traidores del Legado, que transita de un modelo socialista en declive a un modelo neoliberal que apuesta apalancar su crecimiento en las espaladas de los trabajadores, el panorama no parece prometedor para los trabajadores y su clase.

En tiempos además en los que el capitalismo mundial parece estar entrando en un ciclo recesivo y de crisis, en el que los poderosos, más allá de sus ideologías, se reordenan en el reparto del mundo y de sus recursos, es poco lo que pueden esperar quienes apenas disponen de su mano de obra como mercancía para intercambiarla en un mercado desaforado y sin rumbo ni horizonte claro.

No son tiempos que inviten al optimismo a quienes traicionados por los sindicatos, al día de hoy carecen de organizaciones que representen sus intereses como trabajadores. A quienes tienen razones objetivas para sentirse traicionados por dirigentes políticos que, en nombre de unos supuestos intereses y beneficios colectivos, han conculcado derechos laborales legítimos y constitucionales y que sin duda beneficiaban a los trabajadores.

Este 1 de mayo la clase trabajadora venezolana tiene poco o nada que celebrar. Solo minorías, sin duda beneficiarios del sistema, aplaudirán y darán vítores a quienes diciéndose representantes de los intereses del pueblo, reivindicarán una nefasta política laboral que atenta contra los derechos laborales y los intereses de los trabajadores.  

Carlos Luna Arvelo


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