Amy Goodman y Denis Moynihan
El 15 de abril es la fecha l铆mite para presentar la declaraci贸n de impuestos en Estados Unidos, el d铆a en el que la mayor铆a de los estadounidenses, excepto los m谩s ricos, pagan la parte de los impuestos que les corresponde para financiar al Gobierno federal. Esto incluye tres pilares clave de la red de seguridad social del pa铆s: Medicare, Medicaid y el programa nacional de Seguro Social. Estas tres 谩reas, como casi todos los departamentos del Gobierno federal, est谩n siendo desmanteladas por el presidente Trump y su principal financiador, el multimillonario Elon Musk, a quien con frecuencia se lo denomina “el copresidente” y quien lidera el llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, o DOGE por sus siglas en ingl茅s.
Durante generaciones, los pol铆ticos estadounidenses no pod铆an tocar el programa de Seguro Social. Este programa, inmensamente popular, era considerado el “tercer carril” de la pol铆tica, ese riel electrificado que da energ铆a a las l铆neas de metro y que puede ser mortal si se lo toca. Ahora, a poco de cumplirse 100 d铆as del segundo mandato de Trump, parece que hasta incluso el programa de Seguro Social est谩 bajo ataque.
El 15 de abril, adem谩s de ser el D铆a de la Declaraci贸n de Impuestos, tambi茅n fue una jornada nacional de movilizaci贸n denominada ”El Seguro Social no se toca”, que fue convocada por la organizaci贸n de defensa del sistema de seguridad social Social Security Works. En diversas partes del pa铆s se llevaron a cabo manifestaciones con pancartas que dec铆an: “Protejamos, defendamos y ampliemos el Seguro Social” y “¡El Seguro Social funciona, los multimillonarios no!”. Estas protestas forman parte de un movimiento popular en r谩pido crecimiento que busca frenar el draconiano plan de deportaciones de Trump y los embates de Trump y Musk contra programas y agencias del Gobierno federal.
Nancy Altman, presidenta de Social Security Works, dijo a Democracy Now! antes de dirigirse a una de las manifestaciones: “Donald Trump tiene un problema. En su recorrida por el pa铆s y en los m铆tines multitudinarios que celebr贸 en estados disputados [durante la campa帽a] prometi贸 que no iba a recortar el Seguro Social ni Medicare ni Medicaid. Sin embargo, todos los a帽os de su primer mandato present贸 propuestas para recortar esos programas. Pero esos recortes no se aprobaron. Ahora, entonces, afirma que hay una enorme cantidad de estafas [en esos programas] –lo cual es mentira, los casos de fraude son 铆nfimos–, y por eso, cuando 茅l recorte nuestras prestaciones, dir谩 que est谩 reduciendo el fraude y no los beneficios que nos corresponden”.
Esta estrategia ha sido expresada con mayor claridad por el secretario de Comercio de Trump, Howard Lutnick, otro multimillonario, quien dijo en una entrevista reciente: “Supongamos que la Administraci贸n del Seguro Social no enviara el cheque de pago [a los beneficiarios] este mes. Mi suegra, que tiene 94 a帽os, no llamar谩 para quejarse. No lo har谩. Ella entender谩 que hubo alguna equivocaci贸n y que recibir谩 el pago el pr贸ximo mes. El estafador siempre hace m谩s ruido: grita, vocifera y se queja”. Obviamente, entre los beneficiarios del Seguro Social hay muy pocas suegras de multimillonarios.
Seg煤n Social Security Works, cerca de la mitad de los adultos mayores obtiene la mayor parte de sus ingresos del Seguro Social, mientras que una cuarta parte de ellos depende enteramente de los ingresos que recibe por el Seguro Social. El pago anual promedio que reciben estas personas es de solo 20.000 d贸lares.
Durante su conversaci贸n con Democracy Now!, la presidenta de la organizaci贸n agreg贸: “Es realmente dif铆cil imaginar cu谩l es su objetivo, si no es destruir nuestro sistema de seguridad social. M谩s de 70 millones de estadounidenses reciben mensualmente [a trav茅s del Programa Nacional de Seguro Social] la pensi贸n que les corresponde; personas mayores, personas con discapacidades. Se trata del programa de protecci贸n social para ni帽os y ni帽as m谩s importante del pa铆s. Muchas de estas personas tienen problemas de movilidad”.
En una impactante revelaci贸n, el peri贸dico The New York Times inform贸 recientemente que 6.300 inmigrantes que cuentan con n煤mero de Seguro Social otorgado legalmente fueron incluidos en el “archivo maestro de defunciones” de la agencia, lo que los cataloga como fallecidos a pesar de estar vivos, trabajar y pagar impuestos. El peri贸dico inform贸 que “el objetivo [de esta medida] es bloquear el acceso de estas personas a servicios financieros esenciales, como cuentas bancarias y tarjetas de cr茅dito, as铆 como a prestaciones del Gobierno”, con el fin de forzarlas a que se “autodeporten”.
La Ley de Seguridad Social fue promulgada por el presidente Franklin Delano Roosevelt hace 90 a帽os, el 14 de agosto de 1935. La ley, que incluye el programa de Seguro Social, fue impulsada por la secretaria de Trabajo de ese entonces, Frances Perkins, la primera mujer en ocupar un cargo en un gabinete presidencial de Estados Unidos. Esta ley de amplio alcance no solo otorg贸 pensiones del Seguro Social a las personas mayores, sino que tambi茅n estableci贸 el seguro de desempleo, en un momento en que la tasa de desempleo superaba el 20 % durante la Gran Depresi贸n. Asimismo, brind贸 apoyo econ贸mico a madres e infancias en situaci贸n de necesidad, personas ciegas y personas con discapacidad.
Frances Perkins era una pol铆tica sumamente h谩bil y una brillante comunicadora p煤blica. En un art铆culo de opini贸n publicado en el peri贸dico The New York Times en enero de 1935, Perkins escribi贸:
“En Estados Unidos reci茅n se est谩 empezando a reconocer que el seguro social es una parte esencial de ese gran proceso de liberaci贸n humana que se inici贸 con el Renacimiento. […]. El avance mundial hacia la seguridad social marca otro gran paso en el camino de ese desarrollo que denominamos civilizaci贸n”.
Los pol铆ticos republicanos saben que promover la eliminaci贸n o incluso la privatizaci贸n del Programa Nacional de Seguro Social es un suicidio pol铆tico. Por eso, el plan del Departamento de Eficiencia Gubernamental parece orientarse a socavar su funcionamiento, mediante el cierre de oficinas locales y la reducci贸n dr谩stica de su fuerza laboral, y abandonar de esa manera a su suerte a las personas m谩s vulnerables, que son las que menos influencia pol铆tica tienen. Eso es, claramente, lo que Trump y Musk intentan hacer. Lo m谩s urgente ahora es detenerlos.
© 2025 Amy Goodman