OPINIÓN de Marco A. Gandásegui h .- En medio de los discursos de los presidentes latinoamericanos que asistieron a la VIII Cumbre de las Américas en Lima, se levantó el vicepresidente de EEUU, Michael Pence, y salió del gran salón de reuniones. En otro recinto le tenían preparados algunos televisores para que pudiera seguir de cerca los bombardeos que había ordenado el presidente Donald Trump contra Siria. En la Cumbre algunos presidentes conspiraban para atacar a Venezuela y en Washington se daba la orden para lanzar 108 misiles hacia Damasco. Según el gobierno sirio y los militares rusos en Siria, 83 fueron interceptados e inutilizados.